Castilla y León

Montoro y el "oasis" de Castilla y León

A Cristóbal Montoro no le debe haber gustado nada el informe de Royal Bank of Scotland (RBS) que señalaba a Castilla y León como una de las cinco comunidades autónomas españolas en las que los inversores aún tienen garantías suficientes para comprar deuda. El ministro de Hacienda se había aplicado a fondo para convencer a las regiones que se mostraban reticentes al Fondo de Rescate Autonómico para que acudiesen a él y evitar que tuviesen que pagar un sobrecoste por obtener financiación en los mercados. En el caso de la comunidad catellana no lo consiguió.

El informe de RBS supone todo un espaldarazo a la política de la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, que se ha resistido con uñas y dientes a acudir al conocido como fondo de rescate utilizando precisamente el mismo argumento que Montoro pero al revés: acogerse al FLA estigmatizaría a las comunidades que lo utilizasen y a la larga sería más caro obtener liquidez en los mercados tradicionales.

El documento de RBS señala claramente que el rechazo al FLA es lo que ha permitido a Castilla y León integrar ese pequeño grupo de regiones españolas en las que todavía se puede recuperar el dinero prestado. Todo un oasis en el desierto económico autonómico.

La verdad es que el banco británico viene a poner negro sobre blanco lo que desde el Ejecutivo que preside Juan Vicente Herrera vienen manteniendo desde que se descubrió el descalabro autonómico: no todos estamos igual porque no hemos hecho lo mismo.

Y es verdad que Castilla y León ha sido especialmente cuidadosa en evitar el endeudamiento excesivo y el despilfarro generalizado. Es justo que ahora alguien desde fuera, que siempre goza de mayor credibilidad, proclame a los cuatro vientos el estado real de las cosas.

Y de paso, Herrera y Del Olmo le marcan un gol a un ministro y a un Gobierno con el que los desencuentros han sido constantes. De Garoña al carbón, pasando por los paradores, la sensación de maltrato e incredulidad se extiende en el Ejecutivo regional.

Rafael Daniel

Delegado de El Economista en Castilla y León

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