Ricardo Bravo, presidente de la Asociación Castellano y Leonesa de Empresas de Ingeniería, Consultoras y Servicios Tecnológicos (Acalinco), aboga por sustituir Garoña, en proceso de cierre, por una nuevo central en el mismo emplazamiento. "El Gobierno debe meditar al respecto", afirma.
¿Cómo está afectando la crisis a los sectores que representa Acalinco?
Con la misma intensidad que al resto de los sectores porque es difícil sustraerse a esta gran debilidad de la demanda interna, con graves dificultades de financiación y la dilatada duración que está teniendo. Está afectando profundamente y, tanto los empresarios como los trabajadores, están haciendo significativos sacrificios, tanto para lograr una mayor eficiencia como en ampliar sus campos de conocimiento para diversificar, con calidad y garantía, sus propuestas de servicios.
¿Qué peso tienen estos sectores en Castilla y León y qué posición ocupan a nivel nacional?
Es un peso importante. Dan empleo a más de 1.500 técnicos, conformando actividades auténticamente multidisciplinares y facturando, en este último ejercicio, en torno a los 200 millones de euros. Estas empresas están trabajando actualmente en diferentes regiones de España y varios países de Hispanoamérica y África. Quiero destacar quede las personas que trabajan en nuestras empresas más del 60 por ciento tiene menos de 35 años y más del 80 por ciento, titulación universitaria. El potencial técnico, la capacidad de adaptación a nuevas ideas y desarrollos y su manera de ver el mundo como una única entidad, dan unas capacidades a las empresas y a sus trabajadores que hay que aprovechar para seguir siendo líderes en estos sectores en un mundo globalizado.
¿Qué estrategias utilizan para amortiguar la caída del negocio?
Trabajamos fundamentalmente en la diversificación, la internacionalización y la formación, que están interrelacionadas. La primera es fundamental ya que los mercados internos tradicionales (obra pública, infraestructuras, urbanismo, edificación, etc.) están agotados y hay que, con el enorme potencial que da disponer de una calidad técnica elevada y reconocida, seleccionar o crear otros nuevos (energía, medio ambiente, aguas, residuos, etc.). Complementariamente, necesitamos innovar, crear valor añadido a las empresas que nos contratan. Desde Acalinco se han promovido dos agrupaciones de empresas innovadoras: la de Sostenibilidad Ambiental y la de Ingeniería, para lograr ese incremento de valor que buscamos en todas nuestras actividades. Pero también necesitamos imperiosamente salir fuera para poder mantener nuestra actividad interior. Lo que en España está agotado, en muchos países en el exterior está madurando o, incluso, naciendo. Con toda nuestra tecnología, muy reconocida en el exterior, tenemos importantes opciones de actividad. Si además aportamos innovación y proyectos complementarios, mucho mejor. Sin olvidar la tercera gran línea de acción: la formación, que es el soporte, la base de todo. Hay que saber más para competir mejor.
Ustedes apuestan por la internacionalización. ¿En qué países está el nicho de mercado?
Buscamos trabajar en países que precisen de nuestro saber hacer. Ahora mismo las empresas con raíz castellana y leonesa están trabajando en países como Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Chile? Estamos acudiendo también a países del norte de África y Oriente Medio. Y comienzan a hacerse esfuerzos para estar en países en vías de desarrollo de Extremo Oriente.
La internacionalización requiere tamaño. ¿Se están dando pasos o la colaboración/concentración sigue siendo una asignatura pendiente?
Sin duda alguna que el tamaño es importante, máxime cuando se acude a concursos internacionales, en muchos de los cuales se reclama, además de la solvencia técnica, una solvencia económica, que en muchas ocasiones pasa por avales que precisan de apoyo institucional. Estamos solicitando el respaldo de la Junta,
La central de Garoña se encamina a su final y ustedes proponen construir una nueva. ¿De verdad creen que es factible?
Por supuesto. Garoña tiene un gran valor estratégico difícil de cuantificar pero sin duda muy elevado. Cuenta con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos de su entorno y de las instituciones y unas personas altamente cualificadas, capaces de adaptarse a las características de una nueva instalación. Desde el punto de vista de entorno técnico, también dispone de lo necesario y la mejor prueba es que ha servido para la actual central: agua para refrigeración, conexión a la red y terreno suficiente. Es válido desde el punto de vista de las exigencias para el emplazamiento de una central nuclear, probablemente lo que más valor tiene en una instalación de esta naturaleza. Esta propuesta tendría además otras ventajas por cuanto esta nueva instalación generaría actividad económica en el entorno, en Castilla y León y, por extensión, en otros muchos lugares de España, sin que hubiese en ningún momento paralización en actividades de suministros, ingeniería y obra. Muy posiblemente éste sea el mejor plan de actividad económica de la zona, coincidente además con las necesidades energéticas de España a largo plazo. Téngase en cuenta que la disponibilidad de la nueva central, con uno o dos grupos, no estarían disponibles antes de 10 ó 12 años. El Gobierno debería meditar al respecto.
El CSN ya tiene la hoja de ruta para el desmantelamiento de Garoña