Castilla y León

Castilla y León rechaza la nueva regulación del ibérico que promueve Cañete

Castilla y León no quiere perder su hegemonía en el sector del ibérico. La nueva norma que elabora el Ministerio que dirige Miguel Arias Cañete puede dañar seriamente una industria que factura 600 millones de euros al año, en un momento en el que el sector pasa por serias dificultades por la caída de ventas debido a la crisis.

Aunque la Comunidad ha conseguido suprimir algunas de las consideraciones iniciales que más perjudicaban a la potente industria chacinera castellano y leonesa, que tiene en la Denominación de Origen de Guijuelo, su buque insignia, y que favorecían claramente a comunidades como Andalucía y Extremadura, se mantiene igualmente combativa con la clasificación, ya que impediría comercializar con la etiqueta de bellota sus productos aunque hayan sido alimentados con este producto.

El borrador que ha puesto sobre la mesa el Ministerio fijado tres categorías. La primera, el ibérico puro de bellota, procedentes de animales 100 por cien alimentados de bellotas en el ciclo final de su vida, aproximadamente los últimos 60 kilos de engorde, y procedente de animales con una pureza del 75 por ciento. La segunda pasaría a denominarse ibérico extensivo de bellota, cuando se trata de animales con un factor racial del 50 por ciento y alimentado también con bellota. La tercera será el ibérico de cebo extensivo, también con el 50 por ciento de raza ibérica como mínimo, pero alimentado sólo con piensos.

Desde la Junta de Castilla y León, que capitanea la oposición de todo el sector, asegura que esta división, que relega el término bellota al segundo apellido "nos perjudica seriamente. Si se ve extensivo y con letra pequeña bellota o cebo se confunde al consumidor".

La Comunidad tampoco acepta que se permita por circunstancias meteorológicas adversas que los animales de ibérico puro se alimenten de otra materia que no sea bellota y mantengan su clasificación. Pascual asegura que es "un sinsentido" porque dejan que no se alimenten de bellota y, a la vez, no permiten a los que sí lo hacen entrar en esa categoría".

Castilla y León ocupa el primer lugar en España en el censo de animales ibéricos con 920.726, un 35 por ciento del total, por delante de Extremadura, con 864.920 (el 33 por ciento), y Andalucía, con 461.479 (el 17,6 por ciento). Las explotaciones de cerdo ibérico acogidas a esta Norma de Calidad en Castilla y León suman 1.969 de un total de 5.139 explotaciones.

La región es la primera en comercialización de jamones ibéricos, con un 48,7 por ciento del conjunto nacional, lomos ibéricos, con un 67,9 por ciento de cuota, y carne fresca de ibérico, con un 48 por ciento, con destino al consumidor final.

Siete de cada diez animales de ibérico se sacrifican en Castilla y León. Este sector industrial, a fecha de diciembre de 2011, contaba con 352 industrias transformadoras, lo que supone el 41 por ciento del total de industrias cárnicas. Del sector dependen más de 20.000 empleos directos e indirectos, además de aportar más de 600 millones de euros en valor de negocio.

Mientras la nueva normativa está enfrentando a productores de distintas autonomías con peso en el sector, las industrias elaboradoras del cerdo, agrupadas en Aspiace, tiene un criterio "unánime" de rechazo "frontal" a los planes de Cañete.

Su presidente, el salmantino Carlos Díaz, coincide con las posiciones de Castilla y León y reconoce que el ibérico puro apenas supone el 5 por ciento de la producción nacional porque "tiene mucha grasa y sale muy negro y el consumidor no lo quiere".

De la misma manera, afirma que el 90 por ciento de las características organolépticas de los productos ibéricos lo da la alimentación, por lo que si relega el término "de bellota" a un segundo plano será perjudicial para su comercialización, que supone el 90 por ciento de lo que se consume ahora mismo.

Aspiace, que muestra su "total rechazo" a los planes del Ministerio, en fase de debate, defiende que la modificación de la norma sólo puede hacerse con el consenso de todos, "algo que ahora es prácticamente imposible porque ya se han establecido muchas líneas rojas".

"De las propuestas iniciales se ha querido hacer un mezcla con todas las posturas extremas para contentar a todos en vez de buscar el punto medio. El resultado ha sido justo lo contrario de lo que se pretendía y no contenta a nadie", dice.

De no haber acuerdo, Aspiace defiende mantener la actual normativa como está, aunque mejorándola en aquellos aspectos en los que ha fallado, fundamentalmente en los controles. La asociación empresarial advierte que la nueva normativa dejará sin futuro y viabilidad a la inmensa mayoría de las pymes tradicionales del sector.

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