Castilla y León

En busca de alternativas a las cajas de ahorro

Artículo de Opinión

La más que probable salida de las cajas de Castilla y León del accionariado de Supermercados El Árbol, adelantada por elEconomista, anticipa un largo proceso de desinversiones de las entidades de ahorro de algunos proyectos empresariales emblemáticos de la Comunidad.

Pese a las reacciones negativas de las organizaciones agrarias, la operación no tiene por qué llevarnos a rasgarnos las vestiduras. La entrada de las cajas en Grupo El Árbol, al que se quería convertir un distribuidor de los productos de la Comunidad, ha cumplido su misión: financiar la consolidación y expansión de la cadena de supermercados que dirige Juan Pascual. Hasta el punto de haberse convertido en un proyecto lo suficientemente atractivo como para fijar la atención de los inversores de fuera.

Sin capacidad para dar más oxígeno financiero, la presencia de las entidades de ahorro supone ahora mismo un freno a su crecimiento, sobre todo en un momento en el que el sector de la distribución anuncia movimientos de concentración.

La preocupación expresada por las organizaciones agrarias es lógica pero infundada. La mejor garantía para dar salida a los productos agrarios y ganaderos es que sean lo suficientemente competitivos como para triunfar en los lineales de los supermercados. Cualquier otra política en la que prime el dirigismo empresarial acabará siendo la ruina del sector agroalimentario regional, que tan bien ha sabido hacer las cosas hasta ahora.

Pero la difícil travesía del desierto que espera a las cajas pone en evidencia el verdadero problema. Sin margen de maniobra, las cajas ya no servirán para financiar la expansión de proyectos considerados estratégicos. El presidente de Empresa Familiar de Castilla y León, Gerardo Gutiérrez, lleva dando la voz de alarma desde hace varias semanas pero el consejero de Economía y Empleo, Tomás Villanueva, no termina de reaccionar. Urge promover algún instrumento, como puede ser un fondo de capital riesgo, capaz de sustituir a las cajas de ahorro.

RAFAEL DANIEL

Delegado de El Economista en Castilla y León

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