El director general del Observatorio Español del Mercado del Vino, Rafael del Rey, califica de "espectacular" el incremento de las exportaciones el pasado año y destaca que no sólo se ha producido en los caldos a granel, de menor precio, sino también en los más caros, si bien en menor medida
Del Rey augura "un futuro brillante para nuestros vinos en el exterior, donde tenemos mucho que ganar" aunque reconoce que hay asignaturas pendientes. La primera es mejorar "tremendamente" los canales de distribución fuera de nuestras fronteras y en segundo lugar señala la necesidad de conocer bien los mercados a los que se quiere ir. "Hay buenos instrumentos como las ferias y las misiones comerciales". No olvida tampoco la necesidad de que nuestras bodegas formen alianzas y consorcios para salir al exterior.
Para este experto, "nuestros vinos se están internacionalizando a marchas forzadas", una afirmación que sustenta con un dato. "En 2006 el vino que se exportaba era algo superior a lo que se consumía en España, en 2011 es el doble".
Las razones hay que buscarlas en el cambio "estructural" que se ha producido y que en el sector del vino comenzó en 2006. "Desde hace años se está produciendo una caída en el mercado interior, no tanto en el canal alimentación, sino en el de la hostelería. Esto comenzó en 2006 con la implantación del carné por puntos y se ha intensificado con la crisis. Se sale menos y se consume menos en bares y restaurantes".
El despegue de los vinos españoles en el exterior no ha sido gratuito. "El sector comenzó a invertir antes de la crisis pero ahora se está haciendo de manera extraordinaria. Para 2011-12 la inversión total será de 100 millones de euros para países de fuera de la UE", explica.
¿Pero cómo se debe salir al exterior, bajo el paraguas de la marca España o cada uno por su cuenta? Del Rey aboga por la primera fórmula. "Hay que conseguir que en el exterior se identifiquen los vinos españoles con la modernidad, la calidad y el diseño. Los mensajes son distintos en función del mercado al que nos dirigimos. En los mercados más lejanos y con un menor conocimiento de las particularidades de nuestro país el mensaje debe ser lo más sencillo posible, identificando claramente la imagen de vinos españoles". Defiende no obstante, el valor "extraordinario" que tienen las denominaciones de origen. "Son muy útiles en los segmentos más cercanos, en los que puede aprovechar la vinculación o el conocimiento del lugar de procedencia del vino".
Apunta a China como uno de los mercados emergentes. "Es un país muy importante, como están descubriendo no sólo nuestras bodegas, sino también la competencia. Es donde están creciendo más los vinos de Burdeos aunque no quiere decir que sean importantes para todo tipo de empresas. También hay que invertir en EEUU, Canadá y México, concluye.