
Tras la energía eólica y la hidráulica, ahora le toca a la nuclear pasar por caja. La Junta de Castilla y León anunció ayer que también gravará con una tasa "medioambiental" este tipo de generación de energía.
VALLADOLID. El anuncio se produce pocos días después de que el ministro de Industria, José Manuel Soria, anunciase que la central de Garoña se mantendría operativa hasta 2019, tras obtener el visto bueno inicial del Consejo de Seguridad Nuclear.
El Ejecutivo de Juan Vicente Herrera siempre se ha opuesto a gravar fiscalmente la energía nuclear, pese a que sí lo va a hacer con la hidráulica y la eólica. La justificación era que no tenía mucho sentido establecer este impuesto y a la vez pedir el mantenimiento de la central nuclear de Garoña, que el Gobierno socialista condenó al cierre. Ahora, tras la confirmación de que seguirá abierta, la Junta no ha perdido el tiempo en anunciar un impuesto que puede ponerse en marcha en el mes de marzo, al igual que ocurrirá con la energía eléctrica, la eólica y el transportes de alta tensión. La consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, explicó que la tasa podría suponer una recaudación de 14 millones de euros por la actividad de la central de Garoña, propiedad de Endesa e Iberdrola, si se utiliza el modelo impositivo extremeño, según informa Europa Press.
La responsable de la Hacienda regional descartó que se vaya a gravar la energía térmica, dada la importante repercusión que tiene para el empleo en la comunidad autónoma la extracción de carbón, fundamentalmente en las provincias de León y Palencia.
Paradójicamente, la actividad de las centrales térmicas serán de las pocas que no se verán afectadas por un impuesto que tiene un carácter medioambiental.
Además de los 14 millones que recaudará de la central burgalesa de Santa María de Garoña, la Junta espera obtener otros 60 millones de euros por el impuesto sobre el impacto ambiental por aprovechamiento hidroeléctrico del agua embalsada, los postes de alta tensión y los parques eólicos.