
L'Oréal comenzará en marzo la construcción de una planta de energía eléctrica, agua caliente y refrigerada a partir de biomasa que abastecerá su fábrica de cosméticos de Burgos parareducir a cero sus emisiones de CO2.
¿Por qué Burgos? Porque la ciudad lo vale. Y no sólo por su catedral o por su historia o por su gastronomía. Al igual que el eslogan publicitario que L'Oréal logró popularizar en todo el mundo, la ciudad del Cid se ha convertido en el pilar de este monstruo de la cosmética con su planta de más de 600 personas y que, como curiosidad, nutre de champúes, cremas y mascarillas a todo Japón. Todo lo que los nipones compran, más de 14 millones de unidades el año pasado, salen del polígono de Villalonquéjar (Burgos). Pero ahora quiere ir más allá de los datos de ventas. Su política no sólo trabaja la belleza para las personas, sino como dice el director de Operaciones de la división de productos profesionales, Jean Paul Darré, "trabaja también para la belleza del mundo".
Poner guapo al mundo, ése es el objetivo de la nueva iniciativa de L'Oréal, que, con ese fin, empieza en marzo la construcción de una planta de energía eléctrica, agua caliente y refrigerada a partir de biomasa como combustible y que abastecerá a la fábrica de cosméticos.
"El combustible que utilizará esta central térmica es de residuos de serrería y madera procedente de la limpieza de los bosques de Castilla y León, lo que ayudará a su mantenimiento", explica el responsable de Ingeniería, Medio Ambiente y prevención de riesgos, Antonio Payo. Se estima un consumo de unas 8.000 toneladas de madera al año.
La nueva central térmica se levantará en una parcela de 5.000 metros cuadrados que el grupo cosmético ha cedido a la empresa especializada Biocen. El proyecto supondrá una inversión de 14,2 millones de euros, de los que L'Oréal asumirá 2,4 millones, correspondientes a las tuberías de suministro e instalación interna necesaria, mientras que el resto, 11,8 millones, será financiado por Biocen, en la que también participan con un 30 por ciento empresas públicas de la Junta de Castilla y León.
La directora de la fábrica burgalesa, Ana San Juan, asegura que, una vez terminada, la planta destinará el 70 por ciento de su producción energética a la factoría de L'Oréal, lo que dejará un margen de un 30 por ciento para aportación energética a otras empresas del polígono industrial, a las afueras de Burgos.
Desde París, el mensaje es claro: la empresa pasa por gestionar los residuos de manera responsable y, en concreto Burgos, el compromiso de ser neutra en emisiones de CO2 en 2015, un objetivo que logrará este año con el 100 por ciento de reducción gracias a la central de biomasa.
Es sólo el último proyecto de una cadena de innovaciones que les diferencia de la competencia. Ya en 2008 se puso en marcha una depuradora biológica que trata el 100 por ciento de los residuos líquidos y mejora su calidad. El año pasado, el objetivo fue el ahorro y regeneración del agua y de energía gracias a la instalación de paneles solares que produce al año 320 megavatios.
"El grupo L'Oréal está apostando por invertir en la fábrica internacional de Burgos y convertirla en ejemplo de productividad, innovación y sostenibilidad a escala mundial", subraya Jeran Paul Darré. De hecho, la planta de Burgos, que supone el 5 por ciento de toda la producción mundial de L'Oréal -250 millones de unidades sobre un total de 5.000 millones-, no sólo es la única de Europa y una de las tres del mundo que fabrica productos de la línea profesional de L'Oréal, sino que, desde el año pasado, cuenta con el centro de distribución de todos los productos del grupo para España y Portugal. En 2011 se invirtieron 8,6 millones de euros y en 2012 la previsión prevista es de casi 10 millones.
Es lo que ocurre cuando hay crisis: la gente se pone más guapa para sentirse mejor y más fuertes a la hora de enfrentarse a los problemas. En Japón, por ejemplo, las primeros negocios que se abrieron tras el tsunami que desoló el país fueron centros de peluquería y estética.
Es la teoría de Jean Paul Darré y la que se refleja en los resultados de las empresas del sector: en plena crisis una persona no se compra un coche, pero sí se permite un pequeño producto que le haga sentirse fuerte y mejorar su ánimo. Es como curarse por fuera. "La crisis deja pequeños baches, pero por poco tiempo porque el ser humano necesita fuerza positiva". La misma que se respira en Burgos, a tenor de los números que salen de este campus de Burgos que acoge la fábrica, la central de distribución que distribuye a 52 países del mundo.