
La caída del consumo de vino por la crisis ha acelerado la apuesta de las bodegas de la denominación de origen de Ribera de Duero por el enoturismo. Con la vendimia, las propuestas turísticas se multiplican.
Gestionar un hotel o un restaurante, realizar catas, enseñar el proceso de elaboración del vino u organizar visitas a las viñas en plena vendimia se han convertido en las nuevas armas de muchos productores de caldos para "salvar" la bajada de ventas en un mercado saturado y muy competitivo.
Por eso, cada vez son más las bodegas que se acogen a iniciativas turísticas consolidadas para despegar en esta nueva actividad, como la Ruta del Vino de Ribera de Duero.
La Ruta Ribera del Duero es una iniciativa enmarcada en el Plan de Dinamización de la zona, cofinanciado por Turespaña, la Unión Europea, la Junta de Castilla y León, las Diputaciones de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid y 55 municipios, que promueve la creación de una marca turística que albergan bodegas, restaurantes, alojamientos, enotecas, comercios especializados, museos, centros de interpretación o centros de degustación, entre otros atractivos.
Entre sus funciones están la elaboración de guías turísticas, inventariado y señalización de recursos turísticos, promoción o formación, entre otras.
En la actualidad, están inscritas cerca de cuarenta bodegas y otras veinte han solicitado su incorporación, aunque antes deberán pasar una auditoría de calidad turística para entrar en este selecto club.
Sara García, técnico de la Ruta Ribera del Duero, explica que "en época de crisis, el empresario busca fórmulas de diferenciarse, porque el producto sigue siendo el mismo y, generalmente, no hay capital para invertir en mejoras de infraestructuras, por ello casi siempre se decanta por invertir en posicionamiento de marca, comunicación y marketing".
En este sentido, "la Ruta les da una muy buena cobertura, ya que se les incluye en un club de producto que cuenta con el sello de Turespaña como promotor.
Por otro lado, la señalización turística también les ayuda en temas de imagen, no sólo para facilitar la llegada de clientes, ya que la sensación que se tiene ahora al llegar a la Ribera es que realmente es un territorio enoturístico, las señales hacen mucho más que dar indicaciones".
La formación es otro de los aspectos que termina de convencer a las bodegas para incorporarse a la Ruta del Vino, "ya que nutre a su personal de formación específica gratuita que repercutirá positivamente en los protocolos de trabajo", explica.
La tercera más visitada de España
"En Ribera de Duero tenemos la suerte de disponer de alojamientos y restaurantes para todos los niveles y precios. Es la tercera de España en visitantes, sólo superada por Penedés y Jerez, aunque ellos tienen como complemento a su oferta la cercanía con la montaña y la playa", concluye Sara García.