
La reestructuración financiera ha colocado la actividad de Madrigal, la sociedad de inversiones de las cajas de Castilla y León, en encefalograma plano.
Si en 2010, Madrigal no fue capaz de cerrar ni una sola operación de apoyo al tejido empresarial, el balance de los ocho primeros meses de este ejercicio arroja un resultado similar.
La última operación que rubricó Madrigal fue la entrada en Aciturri a finales de 2009, que obligó a utilizar 15 millones del presupuesto de 2010. Los otros 20 millones que la sociedad de inversiones tenía para el pasado año quedaron intactos y en este ejercicio tampoco se ha utilizado un solo euro de ellos.
Madrigal fue creada a instancias de la Junta de Castilla y León en el año 2004 como fórmula para materializar el "compromiso" de las cajas, integradas en una federación regional, con el tejido productivo de la Comunidad en sectores estratégicos. Desde ese año, ha participado, bien a través de préstamos participativos o integrándose directamente en el capital social, en varios proyectos de expansión de empresas de sectores claves como el agroalimentario o el aeronáutico.
La parálisis de Madrigal es consecuencia directa de la reestructuración pendiente de la Federación Regional de Cajas, en las que se integran todas las entidades de ahorro de Castilla y León. La Federación tiene que acometer su adecuación al nuevo mapa de cajas de ahorros tras las fusiones e integraciones vividas en los dos últimos años, un trabajo que se encomendó a Evaristo del Canto, máximo responsable de Caja España-Duero, en su calidad de presidente de la Federación. Pese a que Del Canto se comprometió a principios de año a reactivar la actividad de este organismo y de su sociedad de inversiones Madrigal "a pasos agigantados". La realidad ha sido bien distinta.
Del Canto ha estado centrado al 100 por cien en llevar a buen puerto la fusión con la andaluza Unicaja, cerrada apenas hace unos días. Esto ha impedido prácticamente que se hayan producido reuniones de la Federación de Cajas y en las que ha habido, ni siquiera se han llegado a estudiar los proyectos presentados para determinar si eran suceptibles de recibir el apoyo de Madrigal.
En este ejercicio, la situación ha sido bien distinta a la de 2010. El pasado año, ninguno de los proyectos que aspiraban a recibir el respaldo financiero de las cajas cumplía los requisitos exigidos.
Desde Madrigal se recuerda que la sociedad de inversiones no tiene como objetivos salvar empresas en crisis sino apoyar la expansión de empresas viables de Castilla y León que generen empleo. Sin embargo este año, ni siquiera se ha llegado a estudiar la idoneidad de prestar apoyo a, al menos, dos o tres proyectos que sí cumplian las condiciones iniciales. ¿Y el futuro cuál es? Aunque durante los últimos meses han mejorado las deterioradas relaciones de los presidentes de las cajas de la región, que llevó a que algunos no quisiesen siquiera compartir mesa, el proceso de fusiones ha alejado el poder de decisión de las antiguas entidades fuera de la región, como es el caso de Ávila y Segovia, integrada en Bankia, o Caja de Burgos, perteneciente a Banca Cívica, o España-Duero, bajo el paraguas de Unicaja.
Madrigal ha invertido hasta el momento 164 millones a distintos proyectos empresariales. A través de este instrumento, las cajas de ahorros han entrado en proyectos agroalimentarios, como Siro, o aeronáuticos, como Aciturri. Madrigal tiene además una importante participación accionarial en la cadena de supermercados 'El Árbol'.