
El futuro de la planta de captura de CO2 de Ponferrada, un proyecto impulsado por Zapatero, se sume en la incertidumbre después de que Endesa haya aplazado a finales de 2012 su decisión sobre su participación.
A perro flaco todos son pulgas. El calendario ha querido que la caída política de Zapatero haya coincidido con la llegada de serios nubarrones para uno de los proyectos económicos que el presidente del Gobierno ha impulsado personalmente en su tierra: la planta de captura de CO2 del Bierzo.
Endesa ha pospuesto hasta finales de 2012 su decisión sobre la participación en un proyecto que suponía una inversión de 1.400 millones ya que el Gobierno no le ha demostrado la viabilidad técnica y, por tanto, que pudiese beneficiarse de los 300 millones de euros que otorga la UE.
La planta de captura de CO2 es una iniciativa impulsada por el Gobierno, a través de la Fundación Ciudad de la Energía y con el respaldo de la Unión Europea, que pretendía estudiar la viabilidad técnica de la captura de las emisiones contaminantes que produce la quema del carbón para la producción eléctrica. Con ello se conseguiría acabar con el gran inconveniente medioambiental que supone este mineral como fuente energética y se salvaría de la muerte anunciada a la minería española.
Éste era uno de los seis proyectos experimentales que se desarrollan en Europa apoyados por la UE en busca del carbón limpio. La Fundación Ciudad de la Energía se encargaba de conseguir la viabilidad técnica y Endesa de su traslación a escala industrial.
Técnicamente, el proyecto consiste en la oxicombustión, o combustión del carbón utilizando oxígeno mezclado con gases de recirculación como comburente, en lugar de aire. De este modo se consigue obtener directamente una corriente concentrada de CO2 en los gases de escape y se evita la separación del nitrógeno introducido con el aire en la combustión convencional. Posteriormente ese CO2 se captura y se entierra.
En la primera fase (2009-2012), Ciuden se ha encargado de las pruebas de validación de la caldera de lecho fluido en oxicombustión en una planta que ha construido de 30 megavatios. Además debía desarrollar un programa de investigación aplicada que permita abordar el proceso de almacenamiento geológico del CO2 con el suficiente conocimiento científico y tecnológico mediante una planta experimental en Hontomín (Burgos) y la construcción y operación de una unidad de ensayos de transporte de CO2. La inversión total de esta fase asciende a 180 millones de euros.
En la segunda fase es en la que entraría Endesa, que debía construir una central de 300 megavatios junto a su central de Compostilla y que supondría la aplicación industrial de la técnica de captura.
Y ahí es donde la compañía presidida por Borja se lo está pensando dos veces. De acuerdo con el calendario, el 9 de mayo pasado, el Gobierno debía haber enviado al Banco Europeo de Inversiones su propuesta con el proyecto de la compañía para que se pudiese beneficiar de una ayuda de 300 millones de euros.
Esta presentación del proyecto suponía que la apuesta de Endesa por el proyecto no tendría marcha atrás y se vería obligada a hacer una inversión en 1.400 millones de euros en la nueva planta. Sin embargo, la compañía eléctrica ha decidido esperar hasta finales de 2012 para acudir a una nueva convocatoria de ayudas, aunque, según fuentes de Ciuden, se reducirían a 100 millones de euros.
Las razones que han llevado a la eléctrica a este aplazamiento es que no ha obtenido los informes que garantizan la viabilidad técnica del experimento, condición indispensable para que la CE apruebe la subvención. Además, hay demasiadas incógnitas sobre la evolución del precio de los derechos de C02, la asignación que tendrá la térmica en el mix energético o el precio de la electricidad. De hecho de los seis proyectos similares que se acometen en Europa, tres de ellos se han caído.
En fuentes conocedoras del proyecto se asegura que en realidad la compañía no estaba obligada a presentar ahora el proyecto y que siempre se había manejado la fecha de 2012, por lo que habría un interés del Gobierno en adelantar el calendario por puro interés político ante la próxima convocatoria electoral de marzo del año que viene.
En el lado contrario, hay quien ve la larga mano del expresidente del Gobierno y consejero de Endesa, José María Aznar, en las reticencias de la compañía.
De cualquier forma, desde Endesa se insiste en que el aplazamiento no significa que haya perdido interés en el proyecto. No obstante, matizan que su compromiso sólo fue el de estudiar la viabilidad y aplicarla en caso positivo.