
Ni hay relación directa entre el tamaño de un banco y su rentabilidad ni que existan pocas entidades representa una ventaja para los clientes, sino todo lo contrario. El consejero delegado de Ibercaja, Víctor Iglesias, defendía así los caminos alternativos a las fusiones, a pesar de las advertencias y recomendaciones de la patronal y del Banco de España y se proclamaba "defensor de la biodiversidad bancaria", ya que sostiene que el "oligopolio es un error", que al final resulta más caro para el cliente sin garantizarle mejores servicios.
Como ejemplo de entidad rentable, destacó a Bankinter, "una entidad mediana y poco internacionalizada". Y defendió que las fusiones, cuando las haya, se deben producir al margen de las presiones, de forma libre por las entidades y que suponga beneficios para todos los participantes.
El número dos de Ibercaja afirmó que su entidad tiene un proyecto independiente, propio y sostenible y considera que tanto los reguladores como los mercados así lo reconocen. De cara a su estreno en bolsa, el banco "estará perfectamente preparado en otoño", sin bien no saldrá en esa fecha, ya que, por un lado, se tienen que dar las condiciones favorables en el mercado y, por otro, el potencial de Ibercaja tiene que ser reconocido.
Dos condiciones para que cuando se aborde la salida a bolsa (la entidad tiene hasta 2018 para hacerlo) obtenga éxito en el corto y en el medio plazo, ya que aspira a ser un valor poco volátil y cuya cotización aumente con el paso del tiempo.
Uno de los pilares de ese avance será la digitalización. Ibercaja ha firmado un acuerdo con Microsoft, para impulsar esa transformación a lo largo de los próximos tres años.
El objetivo, adaptarse a las exigencias del cliente, que quiere la onmicanalidad en su relación con el banco, y ser referencia en el sector. El plan contempla la inversión de unos 50 millones anuales, que hará que el esfuerzo en tecnología se multiplique por cinco y llegue a ser el 15% de los gastos generales. En estos tres años, los clientes digitales se duplicarán, hasta sobrepasar el millón, y aunque también aumentarán las transacciones digitales, las oficinas seguirán siendo decisivas para las operaciones claves de la clientela.
Iglesias, al contrario que algunos de sus colegas, no cree que la digitalización conlleve el cierre masivo de sucursales, al menos en el horizonte del plan, si bien el proceso de la digitalización permitirá un aumento de la productividad del empleado y la reducción de los costes operativos.
Este mismo año, Ibercaja y Microsoft materializarán las primeras actuaciones, como una aplicación de banca móvil y wallet de pago.