
Madrid, 10 dic (EFE).- El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha asegurado hoy que el principal reto que afronta la banca española es elevar su rentabilidad, y uno de los caminos para lograrlo son las fusiones, tanto dentro como fuera de España.
Durante su intervención en el XI Encuentro del Sector Bancario, organizado por la escuela de negocios IESE y por la firma de servicios profesionales EY (antiguo Ernst & Young), LINDE (LIN.XE)añadió que "la vía de las fusiones no puede darse por cerrada".
La reducción de la red de oficinas del sector, que todavía es más densa que la media europea, es otra de las formas de mejorar la rentabilidad y "este proceso puede tener un cierto recorrido", dijo.
Asimismo, la banca española también tiene que profundizar en la innovación tecnológica y en la transformación digital, dijo.
Pese a la notable mejora de los resultados, el negocio bancario sigue siendo poco rentable en España debido a factores como los bajos tipos de interés, que hacen que los niveles actuales de rentabilidad sobre fondos propios estén por debajo de las estimaciones del coste del capital.
Y la sostenibilidad de los márgenes depende de que haya un nivel de actividad suficiente para compensar la escasa aportación de los precios a la cuenta de resultados, lo que ahora mismo no está ocurriendo, ya que el nivel de actividad bancaria es todavía reducido, advirtió.
También influye el elevado volumen de activos improductivos, dudosos y adjudicados, que permanecen en los balances de las entidades, aunque los dudosos ya se están reduciendo de forma significativa desde que la economía ha entrado en la senda del crecimiento, dijo Linde.
Otro desafío para el futuro es la nueva regulación y supervisión, las nuevas exigencias de liquidez y de capital, que son algunos de los principales requisitos que conforman el nuevo panorama.
El G-20 en su cumbre del pasado noviembre aprobó la propuesta de requerimientos llamada TLAC para resolución de pérdidas que se aplicará a los 30 bancos considerados de importancia sistémica y entrará en vigor en una primera fase en 2019 y en una segunda, en 2022, recordó.
Los requerimientos fijan un volumen mínimo de pasivos exigibles para la absorción de pérdidas y la recapitalización de las entidades que tendrán que estar disponibles en caso de resolución de alguna entidad.
Asimismo, se refirió al Mecanismo Único de Resolución (MUS) que entró en vigor en enero y establece un marco europeo común para permitir una resolución ordenada y con criterios uniformes de todas las entidades bajo su supervisión.
Este nuevo marco es un cambio en la forma de gestionar las crisis bancarias, que impone que sean los accionistas los que asuman los costes de resolución y no el Estado, con el objetivo de preservar la estabilidad financiera.
Linde también recordó que desde el inicio de la crisis, en 2008, el sector bancario ha dotado provisiones por más de 200.000 millones de euros, que si se unen a otras dotaciones, suman un total de 330.000 millones, que equivalen a algo más de un tercio del Producto Interior Bruto español.
En definitiva, tras el intenso proceso de saneamiento que ha tenido lugar en el sector financiero desde 2012 y la mejora de los activos, la liquidez y la solvencia, la banca española está preparada para afrontar cualquier reto, pues ahora es más competitiva y exigente, explicó.