Banca y finanzas

La traición de Citigroup

Logo de Citigroup.Foto: Archivo

Es difícil seguir manteniendo una estrecha relación una vez alcanzada la cima. Juntos, Sandy Weill y su protegido, Jamie Dimon, habrían redefinido el futuro de las finanazas americanas.

El 30 de octubre de 1998, Jamie Dimon se muestra enormemente sorprendido. Convocado por John Reed y Sandy Weill, los dos copresidentes de Citigroup, un gigante de las finanzas constituido mediante la fusión de Citicorp y de Travelers, el que fuera hasta ahora director de la división del banco de inversiones de Travelers es literalmente empujado a salir. Una hora antes todavía trabajaba con su ayudante en la planificación de la convención que debía reunir, próximamente, a los grandes directivos del grupo.

Para Jamie Dimon, de cuarenta y dos años, no es solamente una sorpresa desagradable. En su opinión, se trata de una verdadera traición por parte de Sandy Weill. Un hombre con el que trabaja desde hace dieciséis años y, además, un mentor convertido con el paso del tiempo en un buen amigo.

Volvamos atrás para remontarnos a 1982. Año en el que Jamie Dimon sale de Harvard entre los primeros de los Bakers Scholars, el 5 por ciento de los alumnos con mejores calificaciones. Nacido en Nueva York en 1956, es descendiente de inmigrantes griegos e hijo de un importante agente de bolsa, convertido en directivo del grupo American Express, realizó unos brillantes estudios y trabajó en Goldman Sachs. Su título y su calificación final le valieron seductoras ofertas de trabajo. Goldman Sachs, Morgan Stanley y Lehman Brothers en especial, le ofrecen un verdadero puente de oro para unirse a ellos. Pero antes de decidirse, Jamie prefiere pedir consejo a la persona que se ha convertido en un amigo de la familia: Sandy Weill.

A sus cuarenta y nueve años, éste es ya una leyenda en el mundo de las finanzas del otro lado del Atlántico. Nacido en Brooklyn, en 1933, de padres polacos llegados a Estados Unidos en los años veinte, es licenciado por la Universidad de Cornell. Weill comenzó su carrera como mensajero en Wall Street, ganando 35 dólares a la semana, antes de formar parte de Bear Stearns, una importante firma de agentes de bolsa de Nueva York.

En 1960, junto con otros tres socios, crea su propia firma, Carter, Berlind, Weill & Levitt, llegando a ser su presidente en 1965. Durante los quince años siguientes, este verdadero prodigio de las finanzas, que cree en las virtudes de la consolidación, lleva acabo no menos de quince adquisiciones, una por año, convirtiendo así su firma (rebautizada como Shearson Loeb Rhoades en 1979) en el segundo grupo de mediación bursátil de los Estados Unidos.

En 1981, la vendió al grupo American Express por la insignificante suma de 930 millones de dólares. Una transacción que le convirtió en el número dos de American Express, ocupándose en particular de las actividades de seguros. En este cargo, encontró a un viejo conocido, Theodore Dimon, el padre de Jamie, con el que había trabajado en su etapa de director de Shearson Loeb Rhoades y que, en este intervalo, se había unido al cuerpo directivo de American Express.

Desde siempre, los dos hombres se entendieron bien, hasta el punto de pasar juntos el fin de semana uno en casa del otro. Por este motivo, es normal que Jamie Dimon pida consejo a Sandy Weill en 1982. La historia cuenta que el número dos de American Express se habría visto impresionado por una memoria sobre las actividades del grupo redactada por el joven y transmitida por su padre Theodore.

Sea como fuere, Sandy Weill propone a Jamie que se una a American Express. «Ganarás menos que en Goldman Sachs o en Lehman Brothers, pero ya verás como te diviertes mucho más», le dijo Weill como bienvenida.

Maniobras y adquisiciones

Comenzó entonces, entre Jamie Dimon y Sandy Weill, una sorprendente colaboración, que contribuiría a redefinir el contorno del capitalismo financiero americano. Bajo la autoridad de su mentor y figurando entre uno de sus más cercanos colaboradores, Jamie Dimon participa en el rápido desarrollo de la filial de seguros de American Express, conducida por Sandy Weill.

La proximidad entre ambos llega al punto de que cuando Weill, en desacuerdo con la estrategia seguida por el grupo y molesto por su política excesivamente burocrática, decide en 1985 abandonar American Express, su protegido decide hacer lo mismo y seguirle. Su nuevo terreno de juego pasó a llamarse Commercial Credit, una filial de Control Data especializada en el crédito al consumo con sede en Baltimore. Contratado para levantarla, Weill convenció sin problemas a los directivos de Control Data para sacarla del grupo y cotizar en bolsa. La operación se lleva a cabo en 1986, invirtiendo el propio Weill más de 7 millones de dólares de su bolsillo en la operación. Para el directivo y su permanente protegido, Jamie Dimon, al que nombra director financiero de la empresa, llegan los momentos de las grandes maniobras. Juntos, los dos elaboran y ponen en práctica una ambiciosa estrategia de adquisiciones, destinada a convertir Commercial Credit en un amplio conglomerado financiero. Primerica Corp en los servicios financieros, Smith Barney y Salomon en la banca de negocios, Gulf Insurance, Aetna y, especialmente, Travelers en seguros, sin hablar de Shearson, la antigua firma de corretaje de Sandy Weill adquirida a American Express. En menos de diez años, el grupo, rebautizado como Travelers Group en 1996, encadena las adquisiciones. Entre Weill, animado por una verdadera visión de los mercados y de capacidad sin igual para dinamizar los equipos comerciales, y Dimon, capaz de los montajes financieros más audaces, las relaciones se consolidan.

Casi todos los domingos, los dos colegas se reúnen en casa de Weill a las 7 de la mañana para trabajar en los grandes asuntos del momento. Estas reuniones son coronadas invariablemente con un almuerzo en el que participan las esposas y los hijos de ambos directivos. Prueba de la confianza que reina entre los dos, a principios de los años noventa, Weill impulsó a su protegido a la cabeza de Smith Barney. Es a partir de este momento cuando todo empieza a torcerse.

Una decisión equivocada

En primer lugar, está el artículo publicado en The New York Times en julio de 1995, titulado así por el diario: «Construir su propio destino: en Travelers, el ascenso del protegido de Weill». En la fotografía que acompaña el artículo, Jamie Dimon ocupa la parte preponderante de la escena, viéndose Sandy Weill relegado a un segundo plano. El empresario no oculta su malestar y se lo hace saber al interesado por medio de su esposa. «Este tipo de publicidad no es muy buena para Jamie», confía de este modo un domingo la esposa de Sandy Weill a la de Jamie Dimon. Después, se registra la siguiente observación lanzada accidentalmente en el comité ejecutivo por un directivo de la casa delante de Sandy Weill: «Dimon es el principal dinamizador de Travelers». El imprudente será felicitado poco después. Y por último, el denominado como el «caso Jessica Bibliowicz», en alusión a la hija de Sandy Weill. Quien en 1994, entra a formar parte de Smith Barney como directora de ventas y marketing, dirigida entonces por Jamie Dimon. Un año después, es colocada a la cabeza de la sociedad de inversiones del banco. Entre la joven y Jamie Dimon, que se conocen desde hace años, todo parece ir estupendamente.

Hasta el día de 1996 en que sus relaciones se deterioran bruscamente, debido a desacuerdos estratégicos. Estimando que Jessica está más dotada para el marketing que para la gestión financiera, Jamie Dimon la retira de la dirección de la sociedad de inversiones, convenciéndola después para que abandone el grupo, en 1997. Torpeza insigne que se explica, sin duda, por el deseo de Jamie Dimon de marcar su territorio, pero que provocará que Sandy Weill monte en cólera. «Has insultado a mi hija», aseveró el empresario en los pasillos a su antiguo protegido. A partir de este momento, la confianza entre Weill y Dimon parece desmoronarse. Por el momento, Weill confirma a Dimon en sus funciones de director de inversiones de Travelers. Pero es flanqueado por un recién llegado, Deryck Maugan.

La ruptura no se produce hasta un año después, con motivo de la gigantesca fusión de Travelers y Citicorp. Es Sandy Weill quien propuso esta operación a su homólogo de Citicorp, John Reed. Para llevarla a cabo, los dos directivos mantienen una intensa batalla de lobbying con el fin de lograr la supresión del Glass Steagall Act, separando las actividades de banco de depósito y de banco de inversiones. Una supresión que será definitiva en 1999. Anunciada en abril de 1998, la fusión conlleva un amplio juego de sillas entre los directivos de las dos entidades. ¿Sandy Weill aprovecha la ocasión para ajustar cuentas? Bien es cierto que si su antiguo protegido conserva la actividad del banco de inversiones, debe compartir su poder con Deryck Maugan, con el que las relaciones son execrables, y con un hombre de Citicorp. La humillación suprema llega cuando Dimon no es nombrado para el consejo de administración. Una verdadera bofetada.

El sorprendente epílogo se produce en el transcurso de una convención organizada por los principales directivos del grupo durante el fin de semana del 24 de octubre de 1998. Ciento cincuenta ejecutivos asisten al evento acompañados de sus cónyuges. La jornada comienza mal para Dimon, cuya intervención, que no ha preparado y en la cual no deja de referirse a la guerra del Peloponeso, no es entendida por nadie. «Incoherente», espeta Sandy Weill. Pero lo peor está por venir. El sábado por la noche, se organizó una velada con baile. Uno de los ejecutivos presentes, colaborador cercano de Jamie Dimon, invita a bailar a la mujer de Deryck Maugan. Contra todas las costumbres, éste no invita a la otra esposa que, de repente, estalla en llanto. El asunto degenera rápidamente. Irritado, Jamie Dimon aparta violentamente a Deryck Maugan y le agrede físicamente. Decenas de testigos contemplan la escena. La salida del antiguo protegido de Weill está vista para sentencia, dos semanas más tarde se le pide que dimita de su puesto.

Separados a partir de este momento, Dimon y Weill continuarán una brillante carrera, Weill a la cabeza de Citigroup hasta 2006, Dimon a la cabeza de Bank One y después de JP Morgan, donde en 2013 se verá involucrado en una serie de polémicas. En varias ocasiones, Weill expresará su pesar por la manera en que se separó de su antiguo protegido. Los dos han vuelto incluso a hablarse.

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