Banca y finanzas

Fainé afianza su poder en La Caixa

  • El don de gentes de Nin y su ambición fueron determinantes para su salida
Isidro Fainé,

Una cosa es que te marches y otra que te inviten a irte. Isidro Fainé vivió muy de cerca la retirada forzada de Josep Vilarasau como presidente de La Caixa. Vilarasau, que fue el mentor de Fainé en la entidad, ejerció de director general de la caja entre 1977 y 1999, cuando ascendió a presidente. Sin embargo, su presidencia fue mucho más corta de lo previsto, ya que en el año 2003 un fulgurante acuerdo entre Rodrigo Rato, ministro de Economía, y Artur Mas, conseller jefe de la Generalitat, para modificar la ley de cajas le dejaron fuera del cargo y de la vida económica catalana que había dirigido durante mas de veinticinco años.

Fainé, mano derecha de Vilarasau, aprendió mucho de aquella operación política para tomar el control de la entidad. Con Miquel Roca (CIU) y Josep Pique (PP) sonando como candidatos a la presidencia de la caja y con pocos apoyos políticos para asumirla, el el director general de La Caixa apostó por nombrar presidente a Ricardo Fornesa, intimo de Vilarasau y hombre respetado en Barcelona como presidente de Aguas de Barcelona. La jugada le salió perfecta a Fainé, que bloqueo la entrada de los partidos políticos en la entidad.

Desde aquel momento, Fainé siempre ha pensado en hacer crecer La Caixa, convirtiéndola en un banco cotizado, pero controlada desde una entidad de marcado carácter social, como ha sido hasta ahora la caja de ahorros y a partir de este momento la nueva Fundación Bancaria La Caixa. Su ascenso a la presidencia en 2007 y el inmediato fichaje de Juan María Nin se encuadraría en ese objetivo de crecimiento y de normalización bancaria de la entidad.

Sin embargo, junto a ese objetivo fundamental, Fainé siempre ha estado muy vigilante sobre las modificaciones legales que podrían apartarle de la presidencia de La Caixa. La crisis financiera vivida por el sector bancario español, y en especial por las cajas de ahorro, ha supuesto un auténtico terremoto normativo que se ha llevado por delante muchas entidades y a casi todos sus presidentes y directivos.

Presión económica y política

Durante los últimos dos años, Fainé ha utilizado toda su capacidad de presión económica y política para crear una estructura en La Caixa que le garantice su permanencia en la cúpula de la entidad.

Gracias a ese esfuerzo, hasta el año 2016 ha logrado compatibilizar la presidencia de CaixaBank, el banco de La Caixa, con la presidencia del patronato de la Fundación Bancaria y de Criteria Caixaholding, la sociedad intermedia que controla todas las participaciones industriales y financieras del grupo. Es decir, poder absoluto en los tres órganos de gobierno. A partir de 2016, deberá renunciar a la presidencia de CaixaBank, pero previsiblemente seguirá controlando el banco como presidente de Criteria, el mayor accionista de la entidad bancaria.

En este esquema, la presencia de Juan María Nin como vicepresidente de CaixaBank y previsible delfín de Fainé en el banco se había convertido en una potencial amenaza. El enorme don de gentes de Nin y su ambición mal disimulada han sido factores determinantes para que Fainé haya decidido prescindir de él.

Dividir el poder

En esa misma línea, Nin no ha sido sustituido por otro candidato, sino que Fainé ha decidido dividir en tres el poder que antes concentraba Nin. Gonzalo Gortázar, el nuevo consejero delegado de CaixaBanak, tendrá responsabilidades financieras, pero no será vicepresidente, cargo que ocupará Antoni Massanell, hombre de confianza y pupilo de Fainé desde hace 20 años. Gortazar tampoco controlará directamente la red de oficinas del banco, ya que el director general de negocio será Antonio Alcaraz, un hombre que se trajo Nin de Banco Sabadell para potenciar la red comercial de La Caixa y acercarla a los grados de eficiencia de la banca tradicional.

Con el poder dividido en CaixaBank, Fainé considera que empieza una nueva etapa en la que La Caixa debe dar el salto a un mercado bancario europeo en proceso de integración. Su objetivo es convertir la entidad en uno de los grandes bancos europeos, pero sin perder su alma social. El será el timonel durante al menos un lustro.

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