
La familia asturiana toma el 5% de la entidad y permitirá a Cajastur y Menéndez mantener el control mayoritario tras la ampliación de capital y la entrada de dos empresarios mexicanos.
La familia Masaveu amplía sus intereses. Esta semana ha acaparado buena parte de la atención por su inversión en Liberbank junto a los empresarios mexicanos Gustavo Tomé y Ernesto Tinajero. De origen asturiano, la saga liderada por Fernando Masaveu se ha mantenido en todo momento alejada de los focos. Ha querido disfrutar de un cierto anonimato, salvo en su tierra natal, donde su popularidad es elevada. De hecho, se trata de una de las más influyentes dinastías en el tejido industrial y cultural de la región. Su arraigo y su compromiso con Asturias, en la medida de lo posible, ha estado presente en todas sus decisiones.
La última es una muestra de ello. Su inversión actual de más de 70 millones en Liberbank permiten a Cajastur salvaguardar los intereses de la comunidad autónoma y el poder absoluto de su presidente Manuel Menéndez. Con la ampliación de capital por hasta 575 millones, Cajastur pierde el control mayoritario de Liberbank que ostentaba junto a sus socios Caja Extremadura y Caja Cantabria, al pasar de un 66 por ciento al 45,6 por ciento, aproximadamente. Pero el desembolso de los Masaveu elevará la influencia de la región en el banco hasta superar el 50 por ciento.
La estirpe familiar, la décimo cuarta más rica de España, controlará un 5 por ciento de Liberbank. Hasta esta semana ostentaba sólo el 1,6 por ciento, después de haber llevado a cabo una serie de adquisiciones en el mercado en el último año. Los dos empresarios mexicanos tendrán en conjunto un 9 por ciento.
Vínculos estrechos
El apoyo de los Masaveu a Cajastur y Menéndez, según distintas fuentes, parece garantizado en el presente y en el futuro. Ambas partes mantienen vínculos estrechos desde hace mucho tiempo. Uno de los más relevantes es el lazo que les une en la portuguesa EdP, antigua Hidrocantábrico. En el grupo energético poseen de manera conjunta poco más del 6 por ciento del capital desde el ejercicio pasado, con el objetivo de preservar el interés en la eléctrica asturiana, presidida precisamente por Menéndez. Sellaron esta alianza ante la obligación de la entidad de desprenderse de su participación por las ayudas públicas.
La irrupción con fuerza en Liberbank, a través de su corporación empresarial, supone un regreso de la casa Masaveu al sector financiero de Asturias.
El emporio, amasado en diferentes sectores y mercados en más de 170 años, fue propietario de un banco regional, Banco Masaveu, que despuntó en la década de los sesenta y setenta. A principios de los ochenta fue vendido a la primera Rumasa de Ruiz Mateos.
Posteriormente, se hicieron con una participación significativa en Banco Herrero, también radicada en la comunidad autónoma, hasta su venta en los noventa, primero a La Caixa y después al Sabadell.
La incursión de la saga familiar en el sector financiero no termina aquí y va más allá de su región de origen. El antecesor de Fernando como estandarte de la estirpe, Pedro Masaveu, ayudó a Mario Conde y Juan Abelló a hacerse con el control de Banesto en 1988. La experiencia no fue buena, al detectarse operaciones sospechosas años después, pero la corporación asturiana evitó pérdidas millonarias al desprenderse de las acciones de la entidad meses antes de la intervención del Banco de España.
Casi un decenio después y tras salir de Banco de Herrero, en 2001 adquiere un 5 por ciento de Bankinter y algunas posiciones en el Santander y Popular. A día de hoy, estos títulos los mantienen en cartera. Cabe destacar su presencia en Bankinter, en la que Fernando, primogénito de la saga, ostenta un puesto en el consejo de administración.
Estas participaciones y, sobre todo, el imperio industrial, hacen de los Masaveu una de las mayores fortunas de nuestro país. Según Forbes, su patrimonio está valorado en más de 1.800 millones, gracias al mantenimiento de una política durante cinco generaciones, desde 1840, cuando desembarcó en Asturias el primer Masaveu procedente de Cataluña, al calor de la industrialización. Generación tras generación no sólo han mantenido en pie el emporio, sino que lo han aumentado gracias a un modelo de diversificación. Por ejemplo, Carolina -una de las hermanas- ha adquirido en los últimos meses de manera particular el 7 por ciento de Pescanova y el 5 por ciento de La Seda, ambas firmas en concurso de acreedores.
Pese a la amplia diversificación, el pilar del grupo y principal fuente de ingresos ha sido y es la actividad cementera. La insignia del conglomerado es Tudela Veguín, una fábrica de hormigones cuyo valor alcanza los 350 millones. El cemento aporta en torno al 40 por ciento de sus ingresos.
Cabe destacar que una parte del patrimonio lo tienen invertido en arte, gestionado por la Fundación Cristina Masaveu, una de las mayores colecciones privadas.