Banca y finanzas

El Banco de España desaconsejó a Rato la fusión de Bankia con La Caixa

  • Temía que el grupo resultante sucumbiese al azote de los mercados

El Banco de España descartó el año pasado la integración de Bankia en una entidad sana para resolver sus dificultades por temor a que los mercados desestabilizasen al grupo resultante y apostó por la estrategia de saneamiento diseñada por Rodrigo Rato. "No se ve factible en este momento la alternativa de una posible integración con una entidad más sólida que pueda aguantar el azote de los mercados tras dicha integración", argumentaba la Dirección General de Supervisión en un informe fechado el 13 de abril de 2012 en el que aprobaban el proyecto de Rato, un mes escaso antes de precipitarse su salida, tras exigirle el Ministerio de Economía un nuevo plan que no le aprobó.

En aquellos momentos, la opción más barajada situaba a Bankia en la órbita de La Caixa. La operación contaba con la simpatía del Gobierno, en general, y del ministro de Economía, Luis de Guindos, en particular; aunque parecía no convencer a Rato ni a Madrid y suponer un gran desafío en cuanto a la severidad del ajuste en personal y red que debería acometer el nuevo grupo para depurar las redundancias.

En la órbita de La Caixa

Se habían enfriado, en apariencia, las cábalas que ubicaban a Bankia dentro del Santander o de BBVA, de forma que las opciones sobre la mesa, al menos de ingreso en una gran entidad, parecían limitadas a la preferencias del propio ministro de Economía por La Caixa -un grupo grande y capitalizado, que reducía cualquier factura para el erario público con otro de dimensión muy inferior-.

La urgencia es que Bankia debía provisionar 6.178 millones y recapitalizar el grupo en 2.949 millones para cumplir con el primer real decreto de limpieza del ladrillo del Gobierno. Pero se movía en otra dirección. El empeño de Rato en salvaguardar la independencia de Bankia, confiado en la viabilidad del proyecto, le animaba a tratar de ganar tiempo para cubrir las nuevas exigencias de saneamiento. Quiso aprovechar un cambio regulatorio que permitió a la banca con ayudas pujar por otras entidades para presentar oferta por Unnim y ganar el año extra ofrecido a las entidades embarcadas en fusiones para digerir los nuevos requerimientos de provisiones. El Banco de España y Economía cerraron, sin embargo, el paso a que una entidad ya auxiliada adquiriese otra vulnerable .

La entidad contrató entonces a Lazard para que le buscase una fusión. Según relató el presidente del banco de inversión, Jaime Castellanos, en la Audiencia Nacional, se analizaron operaciones con Banca Cívica, Liberbank y Unicaja. Las dos últimas pudieron ser, incluso, planteadas al Ministerio de Economía, que las desechó.

El supervisor aprobó, sin embargo, el plan de recapitalización y saneamiento presentado por los antiguos gestores de BFA-Bankia frente, incluso, al aval del Ejecutivo a la fusión con La Caixa.

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