Banca y finanzas

Un informe interno de Bankia Habitat descartó la existencia de un 'agujero'

  • El auditor externo le recomendó aumentar las provisiones por prudencia
  • El informe no alertó de desbalance alguno que invitase a corregir las cuentas
Un 'stand' de Bankia Habitat en el Barcelona Meeting Point. Foto: Reuters.

Un informe interno de Bankia Habitat descartó el año pasado la existencia de "agujeros" que aconsejasen reformular las cuentas. Se elaboró después de que José Ignacio Goirigolzarri asumiese las riendas del banco y encomendase revisar si los balances de filiales y áreas de negocio ocultaban potenciales desfases en vista a elaborar el plan de saneamiento y recapitalización del grupo por el que acabaría solicitando casi 24.000 millones en ayudas. Deloitte advirtió en marzo de 2012 que Bankia tenía "riesgos de viabilidad".

A pesar del resultado negativo de los análisis internos, los responsables de la inmobiliaria decidieron trasladar la consulta al auditor para tener una segunda opinión independiente. La firma le aconsejó elevar las provisiones con base a criterios de prudencia sin llegar a enmendar las cuentas de 2011, según indicaron fuentes próximas a Bankia Habitat. El auditor justificó su recomendación en la oportunidad de proteger el balance frente a potenciales deterioros futuros susceptibles de producirse a tenor de la situación de mercado y la economía. El informe, exento de salvedades, no alertó de desbalance alguno que invitase a corregir las cuentas, como detallaron las mismas fuentes.

Investigaciones del supervisor

La versión facilitada desde círculos próximos a la inmobiliaria confronta con las declaraciones del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, la pasada semana ante el juez Fernando Andreu de la Audiencia Nacional que investiga los acontecimientos que rodearon la salida a bolsa de Bankia y su nacionalización. Linde desveló la existencia de una investigación interna al grupo bancario, enfocada en operaciones irregularidades y potenciales "descuadres" en la filial inmobiliaria, según revelaron algunos de los abogados presentes en su testificación ante el juez.

La actuación tiene su origen en un informe de la Dirección General de Supervisión enviado a la Comisión Ejecutiva del Banco de España el 22 de junio de 2012 en el que desvela que la información aportada por Bankia sobre operaciones vinculadas con Habitat "presenta descuadres con la contabilidad".

La propia Bankia, a través de sus servicios internos de auditoría y con el apoyo de equipos legales, confirmó que está revisando algunas operaciones inmobiliarias antiguas y tomará las acciones que legalmente proceda. Si el expediente del organismo supervisor o las pesquisas del banco detectan irregularidades el proceso más factible es su derivación a la Fiscalía.

Operaciones "irregulares"

La apertura de ambas investigaciones arroja dudas sobre la subsidiaria, construida sobre la antigua Bancaja Habitat y en la que se aglutinaron filiales inmobiliarias de las otras seis cajas que conformaron el grupo BFA-Bankia al fusionarse en 2010 y, cuyo balance, ya resultó reforzado en el verano pasado.

El plan de recapitalización presentado por José Ignacio Goirigolzarri a escasas tres semanas de acceder a la presidencia de BFA-Bankia incluía sanear Habitat entre las partidas a provisionar con los 23.465 millones que solicitaba en ayudas -la inyección final ascendió a 18.000 millones-. La mayor rúbrica eran los 8.745 millones en los que valoró las necesidades de provisiones para cubrir los nuevos requerimientos de limpieza del ladrillo del Gobierno. Pero a esa partida se sumó otra, por valor de 4.000 millones brutos, en necesidades para la cartera inmobiliaria que apuntaba directamente a Habitat. Según la versión ofrecida en ese momento, la revisión de las cuentas de 2011 destapó un déficit de 3.300 millones en la filial inmobiliaria.

Un déficit de 3.300 millones

Habitat subsanó en agosto las necesidades de provisiones apuntadas por el auditor sobre las cuentas de 2011 con una ampliación de capital. La inmobiliaria convirtió 499,9 millones de euros de crédito en recursos propios, lo que aumentó el capital a 755,5 millones.

El plan de Goirigolzarri pivotaba básicamente sobre dos planos a la hora de reclamar las ayudas: cubrir las necesidades de saneamiento impuestas por la nueva regulación y blindar al banco frente a potenciales deterioros -ponía, por ejemplo, a valor de mercado la cartera industrial como si la fuese a vender ya y daba por perdido los créditos fiscales-. Bajo el segundo supuesto, el banco estresó la cartera crediticia y determinó que precisaba 5.500 millones para cubrir cualquier riesgo de impago en el resto de créditos del grupo. Es decir, se afloraron necesidades potenciales bajo un escenario de empeoramiento en las circunstancia de la economía y el mercado, en línea con la versión del auditor de aconsejar mayores dotaciones frente a un deterioro potencial de los activos.

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