Banca y finanzas

Botín y Fainé rompen con Salgado por la tasa bancaria

Emilio Botín, presidente de Banco Santander.

El sector financiero español está que echa humo por el impuesto bancario que pretende imponer el Gobierno para cuadrar los Presupuestos, por lo que las escenas de paz en Moncloa vividas en los últimos años, cuando acudían sus representantes, podrían haber acabado. Es posible que ya no haya reuniones tan distendidas en los salones del Palacio presidencial.

Tal es el estado de las entidades que la división entre ambas partes es más que palpable, sobre todo con la ministra de Economía, Elena Salgado. Ayer se pudo comprobar con las declaraciones de los máximos responsables del sector, el presidente de Banco Santander, Emilio Botín, y de La Caixa, Isidro Fainé. Ambos, con sólo tres horas de diferencia, cargaron contra la tasa y coincidieron en señalar que esta medida "no arregla" los problemas que originaron la crisis.

Se da la circunstancia que estos dos banqueros tenían hasta el momento una sintonía con el Ejecutivo. Botín ha sido uno de los asesores del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en algunos de sus proyectos para que España salga de la recesión económica. Fainé, por su parte, fue llamado por la propia Salgado para que tomara las riendas de la confederación de cajas, CECA, y poder así llevar a cabo una profunda reestructuración del sector, que supondrá su privatización en los próximos años.

Tanto a uno como al otro les sorprendió el anuncio de la ministra a principios de este mes de que España impondría una tasa a la banca. El sector estaba convencido de que el impuesto sobre los pasivos se fijaría en distintos países europeos, pero que el nuestro permanecería al margen, ya que el sistema español cuenta desde hace décadas con los Fondos de Garantía de Depósitos (FGD).

Sin previo aviso

El malestar en las entidades no sólo es por el coste de la medida, que podría ascender a 1.400 millones, sino por la ausencia de un preaviso por parte de Salgado. No entienden cómo la vicepresidenta económica no llamó a ningún representante de la industria financiera antes de hacer pública la decisión.

Ahora las presiones son máximas, con el objetivo de que el Ejecutivo rectifique en su propósito y finalmente no imponga un tasa sobre el volumen de los pasivos.

Botín fue más crítico que Fainé. El máximo responsable del banco cántabro se mostró muy crítico con los impuestos: "No son la medida adecuada para evitar que el contribuyente tenga que asumir los costes de una crisis". El banquero argumentó su oposición y propuso otras alternativas para mejorar la confianza en el sector y la situación de la economía.

Botín aseguró que una tasa es "discriminatoria" al no diferenciar entre entidades bien y mal gestionadas y al imponerse sólo a un sector que ha recibido ayudas públicas. Explicó que otros segmentos productivos también han necesitado fondos del Estado y no van a soportar una carga de este tipo. Y en segundo lugar, sostuvo que la introducción de la tasa presupone que las entidades con problemas serán rescatadas.

En su opinión, este supuesto aumenta "el riesgo moral" y podría incentivar la asunción de riesgos excesivos. Por tanto, Botín reafirmó su posición durante su discurso en el tercer seminario internacional de banca organizado por el grupo que las entidades que no son viables "deben salir" y "no ser rescatadas con dinero público".

Recetas

La recetas del presidente del Santander serían otras: fortalecer los fondos de garantía de depósitos dotados por el propio sector para financiar posibles quiebras e incentivar que los agentes que han captado recursos del Estado los devuelvan cuanto antes.

Otras medidas que pondría en marcha son una mejor supervisión. En este sentido, alabó la decisión adoptada por el Comité de Supervisores Bancarios de Basilea este fin de semana de elevar las exigencias de solvencia. "Considero muy positivos los avances" porque mejorarán la calidad de los recursos propios del sistema, reducirá el excesivo endeudamiento y armonizará los ratios internacionalmente.

Menos explícito fue Fainé, pero coincidió con Botín al asegurar que la imposición de una tasa al sector financiero "no corrige ni resuelve los problemas de capital ni tampoco sus causas". Acto seguido, el también presidente de la patronal de las cajas quiso dejar claro que respetará la decisión que el Gobierno adopte finalmente.

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