Todas las elecciones de mi vida han sido catalogadas como cruciales, momentos históricos importantes en los que las consecuencias de que gane la oposición supuestamente son mucho mayores que en cualquier otra contienda.
Todas las elecciones de mi vida han sido catalogadas como cruciales, momentos históricos importantes en los que las consecuencias de que gane la oposición supuestamente son mucho mayores que en cualquier otra contienda.
La crítica del hombre más rico del mundo, Bill Gates, al plan de salud universal de la candidata presidencial a los Estados Unidos, Elizabeth Warren, la semana pasada ha estado causando ecos en mi cabeza los últimos días. Aquí está un hombre que, junto con varios de los demás en la cima de los rangos mil millonarios, lleva décadas diciendo que él mismo “debería de pagar más impuestos”. Es un argumento tan obvio que jamás se me ocurrió cuestionarlo como hipocresía, pero ahora que hay una posibilidad quizás improbable, pero viable a que una iniciativa de igualdad sea financiada con un impuesto a la riqueza milmillonaria, Gates flaquea llamando al cliché capitalista de "no es solo que yo no quiera pagar, es que lastimaría el crecimiento económico".
Después de un verano lleno de incertidumbre, los mercados financieros se han recuperado e incluso han alcanzado nuevas alzas históricas.
Hay consecuencias de la globalización buenas y malas, previstas e imprevistas, monumentales e insignificantes; muchas las hemos discutido en este espacio, la que tocaremos hoy ha pasado desapercibida a pesar de que tiene un impacto exponencial.
La respuesta del presidente López Obrador ¡Viva Andrés Manuel I! ¡Viva! Al supuestamente inesperado castigo del presidente Trump en forma de aranceles de entre 5% con incrementos de cinco puntos porcentuales mensuales hasta llegar a 25% en octubre por no frenar la migración de centroamericanos al norte ha sido ampliamente criticada. Exploremos qué alternativas de respuesta tendría el gobierno de México.
Necesitamos hablar. Una frase que inspira nervios en cualquier idioma. Nadie jamás ha recibido una buena noticia después de escuchar eso. Desafortunadamente, a pesar de quererlo escuchar, debemos empezar un diálogo. Las ciudadanías en los países occidentales se han dividido en facciones cada vez más enfrentadas, cada vez más distantes de una causa común. Etiquetamos a estas facciones como izquierda y derecha, conservadores y liberales y otros términos más específicos en cada país. Ninguno de estos es fidedigno por sus diferencias, estos solo hacen más para distanciarnos, yo veo de un lado a quienes creen que el orden del siglo XX trajo progreso y quienes sienten que ese orden ha traído costos demasiado altos para seguir por ese camino, por eso los llamaré constantes y variables con la esperanza de no ofender a nadie. En México los variables votaron por Andrés Manuel López Obrador y los constantes por otros candidatos.