
Crean la sociedad Langel System para comercializar este producto patentado en 148 países.
Dos años de desarrollo han sido necesarios para hacer realidad Langel. Un colchón que es extensible, siendo el primero del mundo con estas características, gracias a la incorporación de una especie de "alas", que permiten aumentar la superficie del colchón en aproximadamente hasta 60 centímetros o bien utilizar esa área como protección haciendo uso de una fijación con bisagras.
La iniciativa es de Alberto Sánchez y Miguel Ariño -dos emprendedores aragoneses que proceden del sector del mueble y del sector sanitario, respectivamente, y que mantienen sus actuales trabajos-, que decidieron hacer realidad su idea, que nació al apreciar que había un hueco en el mercado.
"Veía que en el sector del mueble había mesas extensibles, los sofás habían cambiado, pero no los colchones", explica Alberto Sánchez, quien añade que se empezó a pensar en cómo poder innovar en este segmento con la idea de dotar al colchón de una mayor extensión y de ganar en protección con el fin de responder a las nuevas necesidades que surgen en la sociedad: los dormitorios tienen una superficie cada vez más pequeña que impide colocar camas más grandes; los jóvenes crecen más y precisan de colchones más grandes, y las personas dependientes y los niños necesitan mayor protección frente a posibles caídas.
Aparte, este desarrollo puede cubrir también otros muchos usos "para el área sanitaria o de la hostelería" -explica Miguel Ariño- para dotar de una mayor flexibilidad a las habitaciones al poderlas adaptar a la ocupación de las personas.
Y así nació Langel, cuyo nombre viene precisamente de la similitud con las dos alas de los ángeles y del que se han creado seis modelos diferentes, además de tres desarrollos, para cubrir las diferentes necesidades.
De este modo, es posible con el modelo Evolution tener prolongaciones del colchón en las zonas laterales y en el piecero con tan solo girar esa zona 90 grados que, una vez no se precise, vuelve a plegarse para que no ocupe espacio; el Top que incluye una zona extensible en la parte superior; el Bass que está domotizado para extender o recoger la superficie de extensión, y el Lift con el que se eleva la zona del cabecero del colchón sin necesidad de cambiar la base del descanso.
Además, también se dispone del modelo Wings con el que no es necesario cambiar todo el colchón, ya que permite que al que se tiene se le puedan incorporar estas "alas" -que siempre están adaptadas para los casos en los que haya mesillas al lado de la cama- y se han desarrollado los productos Langel Bedding, aunque estos colchones pueden utilizarse con las sábanas tradicionales si el usuario lo desea.
En los casos en los que se use con personas dependientes, las extensiones del colchón permiten crear una especie de caja, inclinándose los laterales hasta 45 grados para que la persona no tenga la sensación de estar encerrada.
Los dos emprendedores, que han creado al 50% la sociedad Langel Systems han patentado el producto en 148 países y ahora están en negociaciones para comenzar su fase industrial y posterior comercialización dentro de la que no se descarta que algunos modelos puedan comercializarse en kits para que la propia persona en su casa pueda montarlo de forma sencilla.
De momento, cuentan con la colaboración, a modo de partner, de la alemana Hettich (uno de los más importantes fabricantes de herrajes a nivel mundial en el sector del mueble) que realizará las articulaciones y bisagras que se fijarán en el colchón y que están preparadas para soportar pesos de hasta 500 kilos con el fin de dotarles de estabilidad y mayor seguridad. El colchón extensible cuenta también con el apoyo de Muebles Rey y del consejero de Industria del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga.