Cuando el mercado se calienta es el momento en el que un analista debe mantener la cabeza fría y valorar hasta qué punto, o bajo qué condiciones, el alza de ayer puede marcar el principio de una tendencia. La fuerza de Wall Street reabre el debate y puede dar alas a la zona euro. Es decir, anunciar el fin de la gran estructura lateral desplegada desde el pasado mes de mayo
¿Ha cambiado la situación técnica de los mercados europeos? El viejo continente nos muestra desde hace varias semanas su ímpetu alcista y sus ganas de regresar a los niveles más altos del año. Es el Ibex el que caracolea en cabeza de los índices en Europa y es normal que sea el primero en afrontar la gran resistencia que representa la zona de los 11.900-12.000 puntos. El EuroStoxx50 le sigue de cerca pero continúa penalizado por el retraso del Dax alemán que está, sin más, al borde de la confirmación alcista. Un fallo en la zona de los 5.800 puntos sería problemático.
¿Ha vuelto Wall Street a tener un pulso alcista? Sí, el alza de ayer fue un paso decisivo para borrar las veleidades bajistas que hipotecaban la subida. El Nasdaq dejo un impresionante hueco de apertura y superó tras varios fracasos su directriz bajista de corto plazo. Pero cuidado, de todos los índices de referencia, sólo el Nasdaq y el S&P500 se han alzado por encima de las primeras resistencias. Nos sentiríamos más a gusto con un Dow Jones Industrial por encima de los 11.250 y sobre todo un Dow Jones Transportes confirmando la senda alcista después del alza de ayer.
¿Son fiables todas las causas de este rally? Todavía no. El mercado ha reaccionado de un modo desproporcionado a la moderación del crecimiento de los precios al productor y a la caída de la confianza en la construcción. Sube y baja como un yoyó, desgarrado entre una previsión de desaceleración de la economía y estabilidad de los tipos de interés y otra previsión de crecimiento moderado con alza de tipos. Pero una estadística no cambia una tendencia.
¿Debemos menospreciar el alza? No. Todos los "rallys" en bolsa comienzan por un cambio repentino procedente de una información económica. Los mercados europeos no constituyen un problema si se tiene en cuenta una situación inflacionista menos compleja y la fuerza del momento económico. Pero el alza en Europa sigue condicionada a una confirmación alcista de Wall Street. Y las bolsas americanas sólo subirán si el mercado se convence de la ausencia de un riesgo inflacionista serio. Por no hablar del peligro de una disminución de los beneficios, una incertidumbre que los inversores parecen haber descontado, ¿pero quién lo sabe a ciencia cierta? Tenemos que esperar la reacción de los inversores ante la primera alerta seria procedente de las grandes empresas. Mientras tanto, Wall Street podría verse tentado de juguetear con los máximos anuales. Europa tendría el espacio para subir más.
¿Y si Wall Street choca de nuevo contra resistencias infranqueables?Alg unos analistas parecen convencidos de que la zona euro puede subir sin el apoyo de las bolsas americanas. Nos cuesta creerlo. Es difícil detectar en los 20 últimos años periodos en los que los mercados han divergido a ambos lados del Atlántico. La globalización genera mecanismos lo bastante potentes como para integrar la renta variable internacional: el papel del comercio internacional, el peso de las multinacionales en los índices de referencia o las propias expectativas de las bolsas. Por lo tanto, si suponemos que Wall Street sigue estando débil, es peligroso creer que Europa podría mantener un tono alcista. Si las bolsas americanas llegaran a regenerarse sin perder los mínimos de junio, la zona euro podría mantener un statu quo lateral alcista antes de que todos los mercados recobraran la senda alcista. Si se confirmara antes del otoño un techo del Dow o del S&P, Europa no tendría otra solución que seguir el declive americano.
Los próximos meses prometen ser apasionantes para los analistas.