Andalucía

El filón de las empresas de base tecnológica

Por Fabián Varas. Director Técnico de Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA)

Si le hablan de una empresa que genera riqueza y empleo por encima de la media, que supera mejor las épocas de crisis, que es capaz de atraer inversiones y talento al territorio y que es un motor de innovación para su entorno, ¿no coincidiría plenamente en que se trata de una rara avis que hay que proteger y potenciar? Pues bien, este tipo de empresa no solo existe, sino que hay un grupo de ellas, perfectamente identificado y tipificado, que cumple todas las características mencionadas: las empresas de base tecnológica o EBT. Las EBT son, básicamente, aquellas que fundamentan su actividad en la explotación de tecnología propia. Se trata de un grupo de empresas con unos rasgos comunes y a las que se puede y debe apoyar a través de una serie de medidas específicas. Así queda recogido en un informe pionero elaborado por Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) por encargo del Ayuntamiento de Sevilla y Sevilla Futura, que analiza las características y necesidades de las Empresas de Base Tecnológica de la ciudad. Este informe ha identificado 172 Empresas de Base Tecnológica en Sevilla, con el perfil medio de una empresa con una facturación de 2,85 millones de euros, una plantilla de 24 trabajadores y un beneficio de 167.000 euros. Además, el estudio muestra, con cifras, cómo este tipo de empresas se caracteriza por su gran capacidad de crecimiento, rentabilidad, vocación internacional, alta intensidad en capital humano cualificado y elevada intensidad en I+D, lo que se traduce en generación de riqueza y empleo, atracción de capital y talento extranjero al territorio y estímulo de la innovación en su entorno. Un dato revelador es que el 92 por ciento de las EBT sevillanas realizan I+D y el 68 por ciento destinó más del 10 por ciento de su gasto a I+D en los últimos tres años. El análisis realizado también detecta una serie de debilidades de las EBT de la ciudad de Sevilla en las que necesitan apoyo, como que deben orientarse al crecimiento para garantizar su supervivencia -el 80 por ciento son micropymes-, que deben fortalecer su estructura financiera -solo cuentan con un 36 por ciento de fondos de terceros- y tienen dificultades para acceder a fuentes de financiación para consolidarse o que, pese a estar orientadas a la internacionalización, todavía siguen dependiendo del mercado regional y nacional -las exportaciones solo aportan el 20 por ciento de su facturación-. Los números demuestran que las empresas de base tecnológica son un filón dentro del tejido productivo que bien merece apoyo público e institucional por su gran capacidad de generación de riqueza, su potencial como motor de innovación e incorporación de tecnologías disruptivas y, en definitiva, su efecto positivo en el territorio que las acoge.

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