Por Carlos García. Responsable del sector Edificación y Obra Civil en Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA)
La aplicación de resultados de I+D+i en los proyectos de Obra Pública es una vía de creciente importancia para sumar puntos en una licitación pública y diferenciarse de la competencia. Desde 2005, se incluyen de manera cada vez más sistemática, en los Pliegos de Prescripciones Técnicas para licitaciones de Obra Civil y actuaciones urbanísticas en sentido amplio, baremos y criterios de puntuación adicional relativos a la aplicación de tecnologías resultantes de proyectos y actividades previas de I+D+i, cuya justificación pueda ser aportada mediante procedimientos normalizados.
Inicialmente, la prima de puntuación se centraba en I+D+i relacionada con obra civil, pero ha ido abarcando progresivamente tecnologías conexas como electrificación, instrumentación y control, nuevos materiales, bienes de equipo, etc.
La nueva planificación de inversión en infraestructuras, tanto de la Administración Estatal como de la Junta de Andalucía, ofrece una excelente oportunidad para el relanzamiento de este enfoque, más aún si cabe con las nuevas directrices de apoyo a la innovación que incluye la nueva Ley de Contratos del Sector Público.
En efecto, más allá de la prima del uso de soluciones novedosas, pero tecnológicamente maduras, en licitaciones convencionales, la nueva normativa permite a las AAPP recurrir a fórmulas de contratación a futuro que incluyan no sólo la realización de la obra, el suministro de equipos o materiales o la prestación de servicios, sino incluso el desarrollo previo de nuevas tecnologías y conocimientos.
Desaparecida la formula contractual de colaboración-público privada, emerge en su lugar el nuevo modelo de asociación para la innovación, mucho más focalizado en estos aspectos y claramente orientado a la cooperación estable entre el sector público y el empresarial -en especial a través de sus asociaciones, plataformas, etc.-.
La disponibilidad de una cartera solida de proyectos de I+D+i, y de un adecuado sistema de gestión de estos, preferentemente certificado, se convierte así en una oportunidad estratégica en la que convergen el eje de innovación, el de desarrollo de negocio y el de producción.
Esto lleva a su vez a un replanteamiento organizativo y del modelo de negocio -innovación organizativa, de procesos y en muchos casos comercial, también primada-, en el que el uso de herramientas digitales integradas para optimizar la relación con clientes, agilizar los procesos productivos, diseñar soluciones optimas y facilitar la gestión inteligente de las infraestructuras se convierte en un entorno único de actuación, eliminando barreras internas y externas. Este es no ya el futuro inmediato, sino el marco presente para muchas empresas y agrupaciones y de su éxito depende, en gran medida, la viabilidad del sector.