Por Fabián Varas Director técnico en Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA)
No creo que quede directivo ni empresario que no haya escuchado ya que las amenazas para su competitividad futura son la globalización, las plataformas de negocio, la economía colaborativa, la transformación digital o la disrupción empresarial, y pocos habrá que no hayan oído o leído la lapidaria frase de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica: "No estamos en una época de cambio, sino en un cambio de época". Sin embargo, serán menos los que sepan cómo abordar el problema y, aunque los grandes cambios en el panorama empresarial pueden obligarles a despertar, por desgracia, en muchos casos será ya tarde. La innovación y el desarrollo tecnológico se han convertido en el Santo Grial de los negocios y actuarán como motor transversal de todas las áreas de la empresa. Y es aquí donde, curiosamente, las medianas y grandes empresas tienen grandes dificultades. La búsqueda de la eficiencia en su actividad les resta capacidad de pensar fuera de su zona de confort y, por ello, llega un momento en que hay más ideas disruptivas para su área de negocio fuera de cualquier compañía que dentro de ella. En particular, la innovación abierta, conectar con el ecosistema de startups y crear alianzas estratégicas con ellas supone un potencial enorme para acceder a nuevas formas de innovación, diversificación y negocio. Además, facilita la identificación de tecnologías disruptivas que pueden cambiar radicalmente nuestro sector. Para asegurar el éxito de un programa de innovación abierta es imprescindible que la iniciativa cuente con el apoyo de los principales directivos de la compañía, que mantengan el momentum y la retroalimentación de las innovaciones y la estrategia empresarial. También es crítico que las áreas de negocio donde se encuentren las posibilidades de innovación abordadas por las startups estén involucradas y no se considere que "son temas del departamento de innovación". En este contexto, una figura se erige como el facilitador de todo este proceso: la del traductor que posibilita que entidades tan diferentes como una startup y una empresa consolidada hablen el mismo lenguaje y tengan una visión común. Esta función puede ser desarrollada por una persona de la casa, alguien con capacidades y cultura tanto corporativa como emprendedora o por un agente externo, como CTA (Corporación Tecnológica de Andalucía), una entidad con capacidad y éxitos demostrados tanto en la promoción de la innovación empresarial como en el apoyo a emprendedores y a programas corporativos de innovación abierta. Nunca ha sido tan fácil imitar a empresas innovadoras como Microsoft, Lego, Telefónica, Indra, Sacyr, Alain Afflelou o Mutua Madrileña. ¿Tu empresa va a dejar pasar la oportunidad?, ¿puede permitírselo?