La Comisión de Reforma de la Administración (Cora) sólo toca algunas esferas del sector público. Además de las reformas iniciadas, faltan muchas más.
No hay que ser muy generosos para reconocer que poco a poco se están produciendo mejoras en la situación general de España. También hay que estar ciego para no anteponer a cualquier optimismo el gran sacrificio que están haciendo muchos españoles ?enmendando a Orwell: unos mucho más que otros -para superar la grave situación. El reconocimiento debe alcanzar hasta a la Administración General del Estado (AGE), que hizo muy buenos propósitos con el informe de la Comisión de Reforma de la Administración (CORA) y, en contra de nuestra tradición, parece que la Comisión está efectivamente impulsando reformas.
Una de ellas, aunque parezca menor, es que está cumpliendo con su compromiso de continuar informando sobre la marcha del proceso de reformas. Así, el 17 de enero de este año apareció el Informe anual de seguimiento de las medidas de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas, que se ha hecho público en la página web del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
Este informe de seguimiento parece muy optimista ya que, según sus cuentas, a 31 de diciembre de 2013, de las 219 medidas propuestas por la CORA, 44 están totalmente ejecutadas y 175 están en proceso de ejecución, de donde resulta que colocan un ostensible cero en el apartado de "medidas sin iniciar" y un no menos aparatoso 100 por 100 en el "total" de las medidas. Hemos terminado.
Sin embargo, puede que la sensación de muchos españoles no coincidan exactamente con esas conclusiones, quizá porque esperaban que todo llegase un poco antes si, por ejemplo, se hubiera llegado al Gobierno con algunos planes ya elaborados. Quizá también porque, una vez elaborados los planes, las reformas se acometen con ciertos desequilibrios poco explicables.
Uno de los desequilibrios parece, sin duda, de planteamiento: el informe CORA se propone una reforma de las Administraciones Públicas, pero en su interior se refiere a cosas que no son administraciones públicas propiamente, como los parlamentos autonómicos, los defensores del pueblo autonómicos, etc. Es decir, reconoce implícitamente que las reformas deben alcanzar a todo el Sector Público, pero, en cambio, no incluye ninguna medida respecto a las demás instituciones del Estado, ni respecto a otras reformas que muchos esperaban, por ejemplo, la fiscal o la electoral.
Este aparente desequilibrio se incrementa si se observa que no hay calendario ni, consiguientemente, una ordenación temporal de la sucesión de reformas. De este modo, se han visto muchas medidas financieras y tributarias y leyes importantes como la de transparencia y la de reforma de la Administración Local, pero no se sabe por dónde se va a seguir. ¿Alguien lo sabe? Aquella misma ley, seguramente necesaria, da la sensación de que se rompe la soga por el punto más débil: los ayuntamientos, justamente cuando a finales de 2013 se informaba de que el sector local no estaba ya en situación de déficit, mientras que otras administraciones menos austeras no son objeto de medidas de racionalización y sostenibilidad.
La sensación no puede dejar de aumentar cuando se ven las distintas orientaciones que se da a las cosas en cada sitio: en algunos, por ejemplo, se reduce el número de los representantes políticos o se suprimen instituciones y, en otros, se hace o se dice que se va a hacer lo contrario y no siempre la diferencia de objetivos responde a la diferente ideología política de los que hacen y dicen.
Lo que se percibe, pues, es que hay que hacer muchas más cosas y no pocos se jactan de repetirlo a diestra y siniestra. De este modo, a pesar del 100 por 100 de la CORA, no se puede decir que hayamos terminado. Como, según la Constitución, el Gobierno dirige la política interior y los partidos concurren a la formación de la voluntad popular, es de esperar que asuman sus deberes del mismo modo que tienen asumidos sus derechos y, cada uno en su lugar, ofrezcan al común algún indicio de sus planes, con su justificación y su propuesta de calendario.