
El grupo sevillano, uno de los mayores almacenistas y distribuidores de jamones y paletas ibéricos de España, ha llevado a concurso voluntario Central de Compras Badía, según ha explicado su presidente, Juan Badía, a elEconomista, que ha adelantado esta información en exclusiva. Esta es la principal de las cuatro empresas que conforman el grupo familiar y gestiona sus cuatro cash en Sevilla, uno de ellos en alianza con Alcampo.
Desde hace dos semanas se viene barruntando en el sector esta medida ante la falta de liquidez de la compañía fundada por el citado directivo hace casi tres décadas. El registro mercantil, en cualquier caso, aún no recoge que se haya aceptado formalmente el concurso.
La empresa tiene unos 200 empleados, de los que 150 están adscritos a la sociedad que ha presentado el concurso. Según ha explicado su presidente, esta empresa acumula una deuda comercial de 1,4 millones, por lo que se pidió a los tres bancos con los que trabaja Badía (Santander, Caixabank y Popular) en torno a 1,2 millones. El grupo ofreció como aval los activos inmobiliarios de los propios cash que gestiona su filial, valorados en 4,7 millones. Pero la banca no ha aceptado conceder esa financiación y desde la empresa se temía que algún proveedor solicitara concurso necesario, lo que hubiera apartado a la familia de la gestión. Ante esta coyuntura, se ha optado por presentar concurso voluntario.
Grupo Badía llegó a facturar unos 33 millones de euros en los años de bonanza (2006). Las últimas cuentas presentadas en el registro son de 2011 pero no recogen datos agregados. Los problemas de tesorería de Badía, que venía comercializando unos 200.000 jamones y paletas al año, son vox pópuli en el sector del ibérico desde hace al menos un año.
El repliegue de la empresa tras una década 2000-2010 de gran crecimiento -en la que abrió esos cash, los restaurantes y franquició sus carnicerías- empezó en 2011. En ese año traspasó al empresario del ibérico Maximiliano Martin la planta de elaboración que inauguró en Guijuelo (Salamanca) en 2007 tras una inversión de diez millones.
La empresa propiedad de la familia Badía, no obstante, siguió creciendo con la inuaguración de nuevas carnicerías en Sanlúcar de Barrameda y Dos Hermanas en 2013. La filosofía del negocio de Badía es ofrecer al cliente minorista precios de mayorista. Es decir, un negocio basado en mover un gran volumen de mercancía y con una rentabilidad muy ajustada. Cuando el sector sufrió un tremendo bajón entre 2008 y 2012, este modelo de negocio se ha mostrado incapaz de superar la coyuntura.