Los políticos andaluces del Partido Popular se han retirado a sus cuarteles de invierno tras el estallido del caso Bárcenas. Ninguno quiere hablar, ni aparecer en los medios de comunicación, salvo que sea imprescindible hacerlo. El ex tesorero ha sembrado de minas el territorio popular y nadie se mueve por si estalla un artefacto y le da de lleno.
Tienen la orden de llevar un detector de metales para localizar minas antibárcenas. El presidente del PP, Juan Ignacio Zoido, obligado a dar la cara todos los días, sigue atado de pies y manos. Su equipo, en vez de obedecerle, sigue las directrices de Javier Arenas, enzarzado por otro lado en guerras mayores con María Dolores de Cospedal y otros miembros del PP nacional.
En Málaga, la más activa es la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, ligada en el pasado a Javier Arenas. Con él compartió complicidades y buenos momentos. Ahora, sin embargo, se encuentra distanciada de su compañero. Aspira a metas mayores. Es evidente que quiere guerra. Una de sus decisiones -la de hacer coincidir el Día del Perro con el de la ll República- ha provocado una tremenda polémica en las redes sociales.
Pero el político malagueño que está en alza es Juan Manuel Moreno Bonilla. Protegido por la ex alcaldesa de Málaga, Celia Villalobos, -desaparecida en combate- aspira a ser ministro de Sanidad, ahora que está en horas bajas Ana Mato por el caso Gurtel. Sus compañeros prefieren que sea candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía si Zoido renuncia al cargo.
La alcaldesa Ángeles Muñoz, otra amiga de Javier Arenas, tiene muchos problemas en Marbella. Algunos de sus concejales han expresado en privado su cansancio y la dificultad que entraña gobernar un municipio esquilmado por Jesús Gil y sus secuaces.
A Muñoz se le recuerda, un día si y otro también, que Luis Bárcenas, Ignacio González o José María Aznar tienen viviendas en la Milla de Oro de la ciudad costasoleña. Un rumor muy extendido en la localidad es que Ana Mato y Javier Arenas son, también, vecinos en la Quinta.