
El presidente autonómico José Antonio Monago asume los postulados de IU y pretende impedir que el actual SIP entre ambas no avance a una integración total. Asegura que quiere "acabar con el colonialismo andaluz" en Extremadura.
Las turbulencias políticas en torno a la unión efectiva de Caja Rural del Sur y la Rural de Córdoba con la caja Rural de Extremadura han llegado a su culmen tras meses de oposición creciente en la comunidad vecina a este proceso, en especial desde IU. El presidente de la Junta extremeña, el popular José Antonio Monago, ha asegurado que da su "apoyo expreso a paralizar el proceso de absorción". El PP extremeño gobierna la Junta con el apoyo tácito de IU.
Las tres entidades, que desde finales de 2011 están integradas en un SIP (fusión fría) denominado Grupo Cooperativo Ibérico, suman activos de 7.300 millones, tiene casi 500 oficinas y 1.350 empleados a cierre de 2011. Se trata, junto a la Rural de Navarra, de uno de los tres polos más importantes -dentro del tamaño relativamente reducido de las cajas rurales- de este sector en España, dominado claramente por Grupo Cajamar, que tras integrar a Ruralcaja en 2012 tiene 42.000 millones en activos. Tras crear el citado SIP, la únión de las tres rurales está hecha en más de un 80 por ciento, faltando la integración efectiva de sus servicios centrales y el traslado del centro de decisión a un consejo rector único para todas ellas.
Fuentes de Rural del Sur, con sede en Sevilla, no quisieron comentar el asunto. El presidente extremeño sustentó su postura en dos argumentos: la necesidad de mantener entidades con sede en la región que defiendan intereses locales, tras la integración de Caja Badajoz y Extremadura en Caja 3 y Liberbank, respectivamente; y el hartazgo que expresó sobre lo que denominó el "colonialismo andaluz" en Extremadura.
Monago ha indicado que estará "muy activo y vigilante con todo el que quiera hacerle el juego a Caja Rural del Sur" y que se situará "enfrente" de "todos los que, desde fuera o desde dentro, atiendan a un interés individual y no el general de los extremeños". También se ha mostrado partidario de que el nuevo presidente de caja Rural de Extremadura -que será elegido previsiblemente el 5 de marzo- sea "un profesional de reconocido prestigio, con conocimiento de la institución y que acredite experiencia" en la defensa de los intereses de las cooperativas y del campo, un sector "especialmente estratégico y uno de los polos de crecimiento de la economía extremeña".
Puesto vacante
Florencio Torres, presidente de la Rural de Extremadura elegido el pasado junio de 2012, dimitió apenas cinco meses después, el 22 de noviembre. Desde entonces, su puesto está vacante, y la Junta de Extremadura apoya que su sustituto sea Román Prieto, según ha publicado el diario Hoy de Badajoz. Esta injerencia política clara en la gestión de una caja rural es algo excepcional a nivel nacional, donde las rurales se han mantenido tradicionalmente al margen de la polítca en contraposición a las cajas de ahorro.
Monago, no obstante, ha precisado que el Gobierno regional "no tiene un nombre" concreto para el cargo sino que habla del "perfil" que debe tener la persona que ocupe la presidencia de la Rural de Extremadura, quien, por encima de todo, debe garantizar el mantenimiento de la "esencia" extremeña de la entidad.
En este sentido, ha hecho un llamamiento a los partidos, sindicatos, patronal y, en definitiva, todos los agentes políticos, sociales y económicos para que "decir no a que Rural de Extremadura desaparezca" y ha solicitado a quienes apoyan en privado esta reivindicación que lo hagan también públicamente. "Voy a ejercer todas mis competencias y hacer uso del cuerpo legislativo que ampara al Gobierno de Extremadura para que la historia no se repita", ha añadido, en referencia a los casos de Caja Badajoz y Caja Extremadura, que han acabado integradas en otros grupos nacionales.
El sector financiero regional, descontando la Rural extremeña, queda reducido prácticamente a Banca Pueyo (banca privada que ha crecido aprovechando la resstructuración de la antigua Caja Badajoz y la de Extremadura) y a otra rural muy pequeña como la de Almendralejo.