Andalucía

La PAC vista desde el mercado

  • La agricultura de la provincia de Almería las subvenciones suponen el 3,4% de su renta agraria (téngase en cuenta que en la provincia hay grandes extensiones de olivar y almendro, que reciben subsidios comunitarios), mientras que en Jaén el porcentaje asciende hasta el 35,9%.

Hay algunas agriculturas que apenas tienen ayudas de la PAC. Se supone que son competitivas y las únicas entradas financieras que llegan de la Unión lo son en forma de ayudas a la reforma de estructuras o a la incorporación de nuevos sistemas.

Me han pedido que escriba esta columna desde la perspectiva de una agricultura de mercado, como es la de frutas y hortalizas de la provincia de Almería. Tal vez el lector tenga en mente que todos los sectores agrícolas tienen unos niveles similares de protección en Europa. Nada más lejos de la realidad. Cuando se puso en marcha la PAC, la primera, los productos que estaban contemplados eran principalmente los que denominamos de agricultura continental, cereales, leche, vacuno, etc. Europa acababa de dejar atrás una guerra que había sembrado de sangre los campos y era necesario poner en producción nuevamente las tierras, al tiempo que se garantizaba una renta digna para los agricultores. Podríamos decir que esa primera PAC respondía perfectamente a las necesidades del momento y de la agricultura continental europea.

La protección para las frutas y hortalizas se limitó -que no es poco- a la protección de los precios de entrada. Se arbitraron mecanismos para evitar que entraran en el seno de la Comunidad productos por debajo de unos precios de referencia. Por eso, los exportadores españoles tuvieron que hilar muy fino para introducir sus productos en el mercado común sin que sonaran las alarmas protectoras.

Pero eso es historia. La realidad actual es que hay algunas agriculturas que apenas tienen ayudas de la PAC. Se supone que son competitivas y las únicas entradas financieras que llegan de la Unión lo son en forma de ayudas a la reforma de estructuras o a la incorporación de nuevos sistemas y tecnologías de producción. Para estos cultivos, la propuesta de PAC que se ha presentado tan sólo es un paso más en un camino ya conocido. Posiblemente, para estos agricultores sea más importante en qué términos se firme el acuerdo con Marruecos o el previsto con el Mercosur; o qué tipo de mecanismos de mercado se arbitran para garantizar que la gran distribución no abuse de su posición dominante. La razón es que para ellos las subvenciones tienen una importancia muy relativa en términos de renta. Para que el lector se haga una idea, para la agricultura de la provincia de Almería las subvenciones suponen el 3,4% de su renta agraria (téngase en cuenta que en la provincia hay grandes extensiones de olivar y almendro, que reciben subsidios comunitarios), mientras que en Jaén el porcentaje asciende hasta el 35,9%.

El cambio de filosofía de la PAC va a impactar muy negativamente en los ingresos de las grandes explotaciones de monocultivos, y en algunos sistemas agrarios considerados no sostenibles. Menos dinero, otras prioridades. Ganadores y perdedores. Tal vez el haber estado perdiendo durante tantos años en el reparto de las ayudas, haya obligado a este sistema productivo a buscarse la vida en los mercados, desprotegidos de la competencia, y ha hacerlo menos sensible a los vaivenes presupuestarios de la PAC.

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