Dicen que la economía no florece si la confianza no brota. Desde luego no es, precisamente, confianza lo que nos sobra.
Es igual desde donde se mire. Desde cualquier punto cardinal donde se esté la mirada no percibe otra cosa que una situación insostenible. Un país que no sale de su entristecedora penuria. Dicen que la economía no florece si la confianza no brota. Desde luego no es, precisamente, confianza lo que nos sobra. Las medidas para reactivar la economía que se han venido tomando por el Ejecutivo, acertadas o no -que en eso no entro- no han producido efecto alguno sobre la reactivación de la gran preocupación de los españoles: la economía y, con ella, la recuperación del mercado de trabajo.
Pero no todos los puntos cardinales presentan la misma panorámica, aunque la percepción sea similar. Desde el sur, desde Andalucía, la panorámica es terriblemente aterradora. Aparte de la similar perspectiva contemplada por toda España, desde éste sur mediterráneo, definido por Borges en una sola palabra, la situación se vuelve desalentadora y especialmente acongojada. Un Gobierno apático, un Presidente secuestrado, un partido gobernante desolado y un pueblo quebrado. Las esperanzas del cambio que parecieron renacer con la llegada de Griñan, han ido disolviéndose en el tranquilo azul del mar y las verdes montañas andaluzas.
Me cuentan que nuestro presidente andaluz, al que siempre le tuve en mi estimación y respeto, ha recibido órdenes de Rubalcaba a fin de convocar las elecciones autónomas el mismo día que las generales. Así viene siendo siempre. No interesan los problemas del pueblo andaluz. ¡Qué más dan! Sólo interesa respaldar las elecciones generales con el posible semillero de votos que Andalucía puede generar. Paro, cierre de empresas, morosidad, pobreza ¡Qué más da!
Veo como, día a día, las empresas andaluzas bucean en el revoltoso mar financiero luchando para salir a flote. Muchas caen en el intento dejando muertos en las fosas del desempleo. El número de empresas andaluzas cada vez es menor y las tasas del paro cada vez mayor. Pero lo importante no es remediar la situación; lo importante es mantener el poder. ¿Elecciones?: Cuando haya menester. ¡Qué más da!