Ahorro Energético

El viento se convierte en el tesoro energético español

La energía eólica es una de las fuentes renovables más fuertes y desarrolladas de España. Prueba de ello es que la mayoría de la energía limpia que se genera en nuestro país proviene del viento. Y es que, actualmente, la generación eólica supone el 11 por ciento del total de la producción eléctrica española.

Según los datos oficiales que ofrecía Red Eléctrica a finales de 2009 España tiene 834 parques eólicos, lo que significa que contamos con 18.119 megavatios (MW) instalados, que produjeron a lo largo del pasado año un total de 36.188.312 MW.

¿Y dónde está la mayoría de la producción? Pues en el centro de España, ya que, según la Asociación Empresarial Eólica (AEE) Castilla y León genera el 20,3 por ciento de la producción total seguida de Castilla-La Mancha, con el 19,3 por ciento. En el polo opuesto encontramos a Madrid y Extremadura, que no cuentan con ningún parque eólico.

Aunque el funcionamiento de estos sistemas es sencillo, el viento, al empujar las palas de las aeroturbinas, produce un trabajo de rotación que mueve a su vez un generador produciendo la energía. En los últimos años se han realizado grandes avances en su diseño para hacer las turbinas más eficientes. Así, se ha concretado que tres palas proporcionan la estabilidad necesaria ahorrando material y peso sin poner en riesgo el sistema. Si bien es cierto que existen modelos bipala o monopala, éstos son menos rentables y más inestables.

Cosntrucción de parque eólico

Desde el punto de vista económico, la construcción de un parque eólico no da beneficios hasta pasados 5 años desde que el promotor se decide a invertir, ya que se deben evaluar el impacto ambiental y la situación del viento, además de acordar la venta a la red, antes de decidirse a comenzar las obras. Otra curiosidad sobre este tipo de instalaciones es que producen más energía en invierno que en verano.

A lo largo de la historia el viento se ha usado como fuente de energía. Así nos podemos remontar al comienzo del transporte marítimo cuando gracias al aire y al empuje que éste ofrecía sobre las velas se podían desplazar los barcos a mayor o menor velocidad.

También podemos recordar a los gigantes contra los que se enfrentaba Don Quijote, en la novela de Miguel de Cervantes, que se utilizaban para moler el grano a través de un sistema muy parecido al que utilizamos a día de hoy. Pero el principal cambio se produjo en el siglo XX, cuando se decidió utilizar la energía que producía el viento para generar electricidad y se comenzaron a diseñar los primeros aerogeneradores.

El futuro está en el mar

El mar ofrece unas condiciones especiales que favorecen la generación de energía eólica, pero también presenta complicaciones que dificultan el avance en este campo.

En este sentido, en el mar no existen obstáculos que puedan frenar la fuerza del viento y por lo general el aire cobra más fuerza cuanto más se aleja de la costa. Por tanto, los aerogeneradores pueden producir energía más fácilmente. Además, en el mar el espacio tiene una magnitud mayor que en la tierra, y por ello ofrece la posibilidad de instalar parques eólicos mucho más grandes.

Por contra, el acceso a las áreas marinas es muy complejo y costoso, ya que a la inversión normal hay que sumarle el precio de la cimentación. Asimismo hay que añadir que en el mar no existen infraestructuras eléctricas que conecten las áreas de producción con los centros de consumo.

Pese a que el futuro de esta energía está aún por definir, su relevancia a lo largo de la historia en el mix eléctrico español está clara.

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