El parque automovilístico ha crecido en España mucho más rápido que los centros de inspección, que empiezan a quedarse obsoletos.
Si alguien se da cuenta de que a su vehículo le toca pasar la ITV dentro de poco tiempo, seguramente empezará a pensar en la incomodidad de las distancias que hay que recorrer para llegar a un centro de inspección y en las colas de espera. ¿Por qué no hay más centros de inspección? ¿Debería el sistema abrirse a nuevas empresas particulares? ¿Perjudicaría esto a la calidad de los mismos? Todas estás preguntas han sido objeto de debate en el Observatorio del Motor de elEconomista, patrocinado por Dekra, empresa especializada en servicios al sector del automóvil, y dedicado a la situación de las ITV y el nuevo modelo de seguridad industrial.
El modelo actual está gestionado por las Administraciones Públicas y depende directamente de los diferentes gobiernos autonómicos. España cuenta con 320 centros de inspección, con un total de 800 líneas, que facturan unos 550 millones de euros al año.
Castilla-La Mancha es la única comunidad que ha elegido un sistema aperturista, donde instituciones que están fuera de las Administraciones Públicas pueden también realizar inspecciones, lo que ha dado lugar a un mayor número de centros de inspección.
¿Puede ser un negocio?
El debate está servido. Una apertura de las inspecciones a nuevas empresas privadas puede suponer una disminución del control de éstas, pero también puede ayudar a agilizar trámites y desarrollar nuevos mecanismos.
Luis Rivas, secretario general de AECA-ITV, critica negativamente la postura que se ha adoptado en la comunidad manchega y explica que "las aperturas a otras empresas han hecho que baje la calidad de las inspecciones". Rivas indica que desde que Castilla-La Mancha acogió esta medida en 2003 el porcentaje de rechazo en ITV por defectos graves ha disminuido desde el 20 por ciento -cercano a la media española- hasta un 11,4 por ciento, mientras que el resto de España ha mantenido los mismos niveles. Y es que el secretario general de AECA advierte que hay muchas empresas que son incompatibles para hacer inspecciones porque pueden tener sus propios intereses. Señala que la ITV evita accidentes y, por lo tanto, salva vidas. Rivas defiende que "las administraciones tienen que tener el control de las inspecciones porque las consecuencias son importantes".
Por su parte, Juan Maties García, consejero delegado de Dekra, dice no estar de acuerdo con el sistema actual y defiende un modelo más abierto. Explica que "el oligopolio que funciona en la actualidad impide que haya buenas inspecciones, porque hay pocos operadores". Y es que, mientras que en Europa existe una sola norma, en España hay 17 (una por cada comunidad autónoma), señala Matíes. Para Dekra es evidente que el sistema actual no funciona.
Según un estudio que ha realizado Dekra de Mystery Shopping en el que acudían a inspecciones con vehículos que tenían defectos provocados, sólo algo más del 20% fue detectado. Es decir, que casi un 80% de los fallos pasan desapercibidos en la ITV. No obstante, Luis Rivas, que apoya el funcionamiento de las administraciones, quiso dejar claro que los datos oficiales del Ministerio no reflejan esa ineficacia.
Maties se muestra convencido de que el modo de actuar en el resto de Europa es más eficiente que en España. Nicolás Bouvier, director de ITV para el sur de Europa de Dekra, que también opina que el sistema europeo es más efectivo, considera sin embargo que "no hay un vínculo entre el número de centros y la calidad". En su opinión, las claves para mejorar la eficiencia de los centros son una adecuada formación de inspectores y la utilización de sistemas informáticos eficientes. Todo, por supuesto, establecido por las normas marcadas por la Administración. En todo caso, Bouvier señala que "el número de centros de inspección en España respecto a su parque automovilístico es ridículo" y piensa, además, que "el sistema de control no es adecuado" y "si se quiere, se puede mejorar".
Más interesados
Nicolás Bouvier destaca que las marcas de fabricantes de coches podrían convertirse en socios muy importantes para mejorar el sistema, debido a que éstas "tienen muchos intereses en que el servicio sea bueno, ya que se están jugando su reputación". "Es bueno que entren nuevos operadores porque siempre aportarán cosas nuevas", añade Bouvier.
Jesús Díez, presidente de CITA (International Motor Vehicle Inspection Committee), se muestra también en la línea de que es necesaria una apertura e indica que "la legislación europea dice que hay que liberalizar el sistema". "Es increíble que en Madrid haya que irse lejos y esperar para pasar la ITV" explica Díez, quien añade que al final lo que más importa es que el modelo sea eficiente. En el sector aeronáutico la legislación vigente permite que cualquier taller acreditado pueda realizar inspecciones técnicas. ¿Esto no se puede hacer con las unidades terrestres?, se pregunta el presidente de CITA.
El secretario general de Faconauto (Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción), Blas Vives, se sitúa igualmente a favor de un sistema de liberalización. Reconoce que "el papel de las ITV hasta el momento ha sido fundamental, pero el parque automovilístico ha crecido mucho y hay que replantearse el modelo". "Hay que innovar y mejorar" continúa Vives, quien explica que hay que mirar todas las opciones y elegir la mejor. Se pueden enviar inspectores a otros centros para asegurar que se realicen bien los exámenes, propone Blas Vives. En realidad, así es como funciona más o menos el sistema francés, explica Nicolás Bouvier -que cuenta con una gran experiencia en Francia y Alemania-, donde, además, los inspectores soportan una gran responsabilidad y hasta pueden llegar a afrontar penas de cárcel.
Aunque todos parecen estar de acuerdo en que hay aspectos que cambiar del actual sistema, no hay un consenso sobre cuál debe ser el camino. Ramón Ledesma, subdirector general de Ordenación Normativa de la Dirección General de Tráfico (DGT), prefiere no posicionarse ya que el organismo al que pertenece "no regula el modelo, lo hace el Ministerio de Industria". Así, la DGT tiene claro que lo importante es que las cosas funcionen bien y que las inspecciones sirvan para que todos los vehículos estén en condiciones óptimas para prevenir accidentes y, en caso de que no se puedan evitar, que protejan a los pasajeros.
Ledesma sí piensa que hace falta un buen registro nacional de vehículos donde se reflejen todas las incidencias y las reparaciones que hayan pasado, algo que "sería muy positivo para los compradores de ocasión".
Otro punto muy importante para la DGT es el de facilitar los trámites, "acercarse al ciudadano". Ramón Ladesma explica que ahora mismo tienen aproximadamente 11.000 denuncias de usuarios de vehículos que tienen entre dos y cuatro años de antigüedad y que se quejan de que han sido multados porque no sabían que tenían que pasar la ITV y, por lo tanto, "hace falta comunicar más".
¿Una nueva asociación?
Al acercarse al final del Observatorio del Motor de elEconomista, Jesús Díez, presidente de CITA, explica que existen diferentes posturas pero no hay entendimiento, y hace un reflexión final: "Quizás es el momento de crear una nueva asociación, de carácter nacional, con todos los agentes implicados en el proceso para poder hablar con la Administración". "Todos sabemos que hay un problema" concluye Díez. Juan Maties, consejero delegado de Dekra, apoya la iniciativa de crear una asociación y está de acuerdo en que existe un problema que además tiene una solución positiva para todos: "Sólo con duplicar los centros de inspección en Madrid -que con el número de coches que hay se podría hasta triplicar- se podrían llegar a crear hasta 7.000 puestos de trabajo.