Africa

El Gobierno de Malí acusa ante el máximo tribunal al expresidente Touré de alta traición

El Gobierno de Malí ha anunciado este viernes la presentación, ante el máximo tribunal del país, de un caso de alta traición contra el expresidente Amadou Toumani Touré, quien fue derrocado en un golpe de Estado el año pasado.

En un comunicado de la oficina del primer ministro, el Ejecutivo explica que la acusación contra Touré se debe a que "fracasó en su deber como comandante de las fuerzas armadas de Malí de evitar que las fuerzas extranjeras se apoderaran de territorio nacional".

De la misma forma, acusan al expresidente de permitir que las fuerzas armadas se deterioren, destruyendo así un instrumento de defensa nacional. En los últimos meses, Touré ha residido en Dakar, la capital costera de la vecina Senegal.

El pasado 12 de diciembre, la alianza de partidos malienses que respaldan al presidente, Ibrahim Boubacar Keita, elegido en agosto, se hizo con la victoria en la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias, afianzando su poder.

DOS AÑOS DE GUERRA

El golpe de estado de marzo de 2012 está íntimamente relacionado con la revuelta tuareg iniciada tres meses antes en el Azawad. Los soldados, descontentos con el rumbo de las operaciones marcado por el Gobierno, decidieron tomar las riendas de la situación, formaron el llamado Comité Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado, liderado por el capitán Amadou Sanogo, y derrocaron a Touré.

Los rebeldes aprovecharon la situación con una ofensiva relámpago que comenzó el 30 de marzo. En el plazo de una semana, y gracias a un excedente de armas procedentes del conflicto libio, se hicieron con el control de las tres ciudades más grandes del Azawad: Kidal, Gao y Tombuctú.

El 6 de abril, proclamaron unilateralmente la independencia de la región. Sin embargo, solo unas pocas semanas después, grupos islamistas afines a Al Qaeda, que en un principio habían asistido a los tuaregs, terminaron disolviendo su alianza a tiros, convirtiendo la región en un territorio sin ley hasta el mes de noviembre --y causando un daño irreparable a ciudades como Tombuctú, declaradas Patrimonio de la Humanidad--.

Justo cuando los islamistas estaban a punto de consolidar su dominio en el norte e iniciar una ofensiva contra Bamako, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas promulgó el 20 de diciembre la resolución 2085, autorizando el despliegue de una misión internacional liderada por Francia para "restaurar el orden constitucional y la integridad territorial del país".

La llamada 'Operación Serval', iniciada en enero y todavía en curso, acabó con entre 600 y 1.000 rebeldes muertos por unos 110 soldados de la coalición militar francoafricana. Unas 350.000 personas, según la ONU, se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Finalmente, y tras perder el control de la práctica totalidad del Azawad, el MNLA alcanzó en junio un alto el fuego con el Gobierno de transición maliense tras casi dos semanas de discusiones en la capital de Burkina Faso, Uagadugú.

El alto el fuego no ha garantizado ni mucho menos la seguridad en el norte del país, donde los islamistas se han dispersado tras la ofensiva internacional y ahora efectúan esporádicas pero letales incursiones contra bases militares y poblaciones civiles.

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