Africa

Cómo pasar por la cárcel, ser presidente y convertirse en millonario

Jacob Zuma, actual presidente de Sudafrica. Foto:EFE

Los militantes sudafricanos del CNA, encarcelados, exiliados y tratados como "terroristas" durante décadas, en algunos casos se volvieron políticos u hombres de negocios prominentes, pero en su mayoría sobreviven con dificultad tras 17 años de democracia.

El Congreso Nacional Africano (CNA) celebra su centenario esta semana y Sudáfrica es el único país del mundo que puede exhibir esta estadística: tres de los cuatro jefes de Estado que se sucedieron tras el advenimiento de la democracia pasaron al menos diez años de sus vidas en prisión.

Nelson Mandela, presidente de 1994 a 1999, pasó 27 años encarcelado. Kgalema Motlanthe (2008-2009) y Jacob Zuma, el actual jefe de Estado, pasaron 10 años en los calabozos del apartheid. La única excepción, Thabo Mbeki (1999-2008), vivió por su lado 28 años de exilio.

"Terrorism Act"

Incluso actualmente, la mayoría de los miembros del gobierno son hombres y mujeres que fueron perseguidos o encarcelados en el marco de la infame "Terrorism Act" (la ley antiterrorista), que prohibía cualquier actividad dirigida a derrocar el régimen racista del apartheid.

Algunos, particularmente audaces, combinaron la política y los negocios y han terminados convertidos en riquísimos empresarios.

Las dos figuras emblemáticas de esta generación del nuevo "poder económico negro" son Tokyo Sexwale, de 58 años, y Cyril Ramaphosa, de 59 años.

El primero (que sacó su nombre de su pasión por el karate) recibió entrenamiento militar en la Unión Soviética a comienzos de los años 70, antes de caer preso al volver a Sudáfrica en 1976.

El muy rico Ramaphosa, por su lado, es visto como alguien que ha hecho fortuna sin necesidad de utilizar sus vínculos políticos.

Dejando atrás el sufrimiento

Estos líderes, políticos o económicos, que hoy son la élite de la nueva Sudáfrica, han dejado atrás las décadas de dificultades y sufrimientos del tiempo de la lucha, pero muchos de sus compañeros no pueden decir lo mismo.

Kebby Maphatsoe, presidente de la asociación de veteranos del CNA no esconde la dura realidad: "al ser desmovilizados no había nada previsto para los soldados entrenados y los responsables desplegados en los diferentes países. La pobreza de nuestros miembros es una fuente de profundo descontento, algunos viven incluso en la calle, sin ayuda", dijo.

El pasado de lucha, que pesa aún sobre la Sudáfrica moderna, a veces resurge de modo inesperado: en 2002, a Tokyo Sexwale le negaron la visa cuando quiso ir a Nueva York por negocios. Su nombre seguía en la lista de los terroristas identificados por los servicios de inteligencia estadounidenses.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky