
El exdiputado extremeño socialista, Valentín García, fue el ponente de la Ley de Memoria Democrática que se aprobó en 2022. Desde que se retiró de la vida política en 2023 ha mantenido un perfil bajo, pero ha roto su silencio con elEconomista.es para valorar la tensión política que hay en Extremadura con la derogación de la Ley regional de Memoria Histórica y la tramitación de la Ley de la Concordia propuesta por Vox.
¿Desde su papel en el Congreso de los Diputados como ponente de la Ley de Memoria Democrática, cómo está viendo la tensión política en Extremadura a raíz de la tramitación de la Ley de la Concordia?
El PP y Vox en las distintas Comunidades Autónomas, y ahora también en Extremadura, han presentado lo que llaman Leyes de Concordia, y lo primero que hay que decir es que utilizan de una manera populista la palabra concordia. La auténtica ley de la Concordia en este país, fue la ley más importante para todos y todas, la ley de leyes, como es la Constitución Española de 1978. Después de 40 de dictadura, todos se pusieron de acuerdo: víctimas y verdugos, carceleros y encarcelados, fueron capaces de ponerse de acuerdo en la Constitución y ahí es donde se produjo la reconciliación y la concordia entre distintos españoles, los que venían luchando por la democracia y los que venían sosteniendo la dictadura. Por lo que no es necesario una Ley de Concordia.
Lo segundo que hay decir es que no es una Ley de Concordia es una Ley del olvido. El PP y Vox, que han estado siempre en contra de Ley de Memoria, lo que pretenden ahora con esta ley es el olvido, la equidistancia entre la dictadura y la democracia, entre los que defendían a la dictadura y los que defendían a la democracia. Y esa equidistancia re victimiza a las víctimas, las vuelve a hacer víctimas del olvido, y los demócratas no debemos caer en ese juego, porque no aquí estamos hablando de calidad democrática, una democracia no puede basarse en el olvido, la democracia tiene que ser memoria.
Y en tercer lugar, la Ley de Memoria Democrática de España engarza de manera inequívoca con la Memoria Democrática Europa, apoyada por todos los partidos demócratas de la izquierda y derechas, porque los partidos de derechas europeos entre Hitler y las víctimas del holocausto lo tienen claro, están con las víctimas. El PP, entre Franco y las víctimas del Franquismo, lo tiene claro también pero en este caso apoya a Franco. Hay una disociación entre el PP y los partidos de derechas europeos. La derecha española no está homologada democráticamente a los partidos de derecha europeos donde no tienen ningún problema en condenar el Fascismo, el Nazismo o el Franquismo, sin embargo, el PP no ha condenado nunca el Franquismo en el Congreso de los Diputados, en el Pleno nunca y en la Comisión Constitucional una sola vez en año 2002. Lo cual viene a demostrar que el PP no condena como debería hacer cualquier partido demócrata.
En consecuencia de estas tres razones la Ley de Concordia lo que viene a establecer es un blanqueamiento de la Dictadura Franquista y viene a imponer el olvido, frente a la Memoria que es una obligación de sociedades democráticas.
¿Ha mantenido contactos con las asociaciones memorialistas y de víctimas?
Las asociaciones demandan a la Junta de Extremadura que no caiga en la tentación del revisionismo de una manera estúpida.
Con la Ley de Concordia enfrentan a las víctimas franquistas de las de otro tipo de terrorismo. Estas cuentan con una Ley de Reparación, por lo que las víctimas de la dictadura también tienen que tenerla. Las asociaciones quieren mantener la Ley, lo han manifestado, además de su preocupación en esta regresión de la democracia.
¿Qué importancia tiene la memoria?
No se puede enfrentar a la democracia con la memoria, porque son las dos caras de una misma moneda, cuanto más se potencia la memoria, más calidad democrática tendrá este país.
Esto lo tiene que entender María Guardiola y el PP, que no pueden estar al lado de un dictador.
¿Qué opinión tiene de María Guardiola?
La presidenta ha cambiado de opinión constantemente, por lo que tiene poca credibilidad, y para apoyarse en la ultraderecha se desdice para seguir gobernando. Está haciendo suyo el programa electoral de la ultraderecha.
¿Qué le pide al PP como un partido que aspira a gobernar?
Ya no hay diferencias entre el PP y Vox, pero me gustaría que el PP recobrara los principios de la Democracia Cristiana Europa y que se separe de la ultraderecha, como hacen los alemanes, para defender la memoria que es una deuda que tenemos con las víctimas del Franquismo, porque fueron ellos son los que mantuvieron la semilla de la democracia durante los 40 años de dictadura. Tenemos una deuda inmensa con ellos.
Cerramos bien la Transición española, pero quedó un resquicio: las víctimas del Franquismo, y ahora con la democracia consolidada hay que cerrarlo.
Me gustaría que el PP hiciera suyo los principios del derecho humanitario como hace la derecha europea sobre todo en la parte de no repetición para que no vuelva a repetirse la página más negra de la humanidad como fueron los acontecimientos del S.XX como el Nazismo, el Fascismo y el Franquismo para que eso no vuelva a suceder y para ello es necesario el deber de memoria, y sería bueno que la señora Guardiola tuviera claro que no puede haber democracia sin memoria, que el olvido no es una salida frente a las nuevas amenazas de totalitarios, sino que la memoria es el antídoto del auge de los totalitarismos en muchos países democráticos, y tenemos la prueba con Trump, por tanto frente a esos nuevos Fascismos la memoria es el mejor antídoto y la mejor garantía de la democracia.
Desgraciadamente vemos que el PP de Feijóo y de Guardiola están muy lejos de este pensamiento.
El PP tiene un problema genérico, siempre llega tarde a la defensa de los derechos políticos y constitucionales. Hay que recordar que viene de Alianza Popular y cuando se votó la Constitución Española en 1978, esa que tanto defienden ahora, contaba con 18 diputados, y de ellos sólo 9 votaron a favor. Fueron los que menos apoyaron la Constitución, como no apoyaron otros derechos, como el matrimonio homosexual, el aborto o el divorcio. Nunca han estado a favor de la ampliación de la memoria ni histórica ni democrática, y es que la derecha española tiene un problema, que no es capaz de desprenderse de su pasado Franquista.
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