España se está convirtiendo en un nido de espías. A las andanzas del comisario José Manuel Villarejo con un buen número de empresas del Ibex 35 se suma ahora el escándalo de espionaje a 65 líderes del independentismo catalán.
El CatalanGate, desvelado por The New Yorker, se centra en el uso del programa israelí Pegasus para realizar escuchas a estos dirigentes políticos, presuntamente, por parte del Centro Nacional de Inteligencia.
El Parlamento Europeo ha iniciado una comisión de investigación sobre el caso, mientras el Gobierno español, por boca del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha prometido aclarar los detalles a la consejera de la Presidencia de la Generalitat de Cataluña, Laura Vilagrà.
La portavoz republicana calificó de insuficiente la respuesta del Gobierno al considerar que este asunto "no se puede resolver con una investigación interna sin garantías".
El Ministerio de Defensa, del que depende el Centro Nacional de Inteligencia, ha mostrado su satisfacción ante la posibilidad de que sea el Defensor del Pueblo el encargado de ponerle luz y taquígrafos a este escándalo que se habría producido durante el mandato de Félix Sanz Roldán, enfrentado directamente con Villarejo. Dentro de esta película de espías, la Audiencia Nacional llegó a investigar también los movimientos de agentes rusos en Cataluña.
La pandemia ha permitido acercamientos más discretos y difíciles de detectar
A lo largo de los últimos dos años, las actividades de los servicios de inteligencia extranjeros en nuestro país han crecido casi un 50 por ciento, según los datos que maneja el Centro Nacional de Inteligencia.
La previsión del organismo español es que con el actual escenario internacional esta trayectoria se mantenga al alza. Los intereses de estos servicios de inteligencia en España están centrados en los ámbitos político, financiero, energético, tecnológico, aeroespacial, así como las tradicionales áreas de seguridad y defensa.
A las acciones de los miembros acreditados de estos , se suman las de los agentes itinerantes que no solo utilizan España para actividades de captación y explotación de fuentes, sino también para lograr financiación para sus gobiernos a través de medios legales o fraudulentos.
Los servicios de inteligencia obtienen residencia en el país, e incluso nacionalidad española
Según el Departamento de Seguridad Nacional, algunos de ellos, buscan métodos para eludir las sanciones internacionales vigentes sobre sus países, especialmente a la hora de adquirir material de doble uso necesario para su industria de defensa, así como para la exportación de armamento.
España es utilizada además como base de operaciones para alcanzar objetivos informativos que están fuera de sus fronteras. Los servicios de inteligencia obtienen residencia en el país, e incluso nacionalidad española, para lograr el libre acceso al espacio Schengen y realizar su trabajo en cualquier país de Europa.
Asimismo, otra de las actividades que ha sido detectada por los servicios de inteligencia españoles sobre espías hostiles es el seguimiento y control de las actividades de sus nacionales en el exilio, especialmente de líderes de la oposición y movimientos contrarios a sus gobiernos. Asimismo, buscan activamente el apoyo político, tanto dentro de España como de la Unión Europea, para legitimar sus regímenes en el ámbito internacional.
Entre las coberturas que utilizan estos servicios de espionaje para realizar sus actividades en España se encuentran habitualmente los sectores empresariales, medios de comunicación y el ámbito académico, ya sea como asesores en centros de pensamiento, profesores o incluso universitarios.
A lo largo del año 2021, la pandemia ha dificultado los acercamientos presenciales por lo que los nuevos formatos de seminarios en línea o videoconferencias han abierto otras vías para realizar aproximaciones más discretas y difíciles de detectar por parte de la inteligencia española.
Crecen los ciberataques
El uso de ciberataques también sigue en ascenso para acciones de influencia como en ciberespionaje. Los ataques proporcionan una elevada capacidad de penetración y riesgos mínimos por la dificultad de su detección.
Los principales objetivos de los ciberataques son la Administración pública, las instituciones internacionales y el sector empresarial, con complejos ciberataques cada vez más difíciles de detectar y neutralizar.
Actualmente la línea que separa los ciberataques patrocinados por Estados de los motivados por otros intereses, principalmente delincuentes o de "hacktivismo" financieros es cada vez más difusa, indica Seguridad Nacional. De este modo, se observa una evolución en el comportamiento de determinados Estados que, cada vez con más frecuencia, se apoyan en la comunidad cibercriminal como medio para cumplir sus objetivos. Se vigila especialmente los ataques de ramsonware a infraestructuras críticas. El Comité de situación de Defensa Nacional se reunió el pasado 20 de abril para abordar los trabajos relativos a ciberseguirdad que se están llevando a cabo.