
Para todos aquellos que aprovechen el verano para resetear y prepararse para los retos del próximo ejercicio, Juan Ignacio Elizalde recomienda 'La vida de 100 años', de Lynda Gratton y Adrew Scott. Partiendo de la premisa de que la esperanza de vida será mayor en un futuro, este libro analiza los aspectos que tendrán que tenerse en cuenta para entonces.
Hace unas semanas terminé de leerme uno de los libros que más me han marcado recientemente: La vida de 100 años (A 100 Years Life, 2016. Editorial Verssus), de Lynda Gratton y Andrew Scott, y que no quiero dejar de recomendar, especialmente ante un verano en el que muchos aprovecharemos para recargar las pilas y hacer ese ejercicio tan necesario de preparación ante los retos del nuevo curso.
Partiendo de la premisa de que la esperanza de vida de nuestra sociedad continúa aumentando, el libro nos plantea cómo esta nueva realidad puede acabar impactando en diferentes aspectos de nuestras vidas. Pasamos de un modelo arraigado en el esquema tradicional de educación, previo a nuestra vida laboral, que da paso a una etapa laboral en la que, hasta ayer como quien dice, la meta o lo convencional era mantenerse en una única industria o, incluso, una misma empresa. Todo ello, con el objetivo final de disfrutar de la jubilación a partir de los 65 años.
A día de hoy, ya estamos siendo testigos de un debate en el que ese modelo tradicional comienza a ponerse en entredicho. No porque no sea válido, sino porque, quizá, comienza a quedar obsoleto ante los cambios que estamos experimentando como sociedad.
La vida de 100 años nos lleva directamente a reflexionar sobre cómo una sociedad más longeva debe enfrentarse a esta realidad y cambiar su modelo de vida. Empezando, en primer lugar, por plantearnos un esquema con múltiples etapas educativas. Ya no se trata de estudiar una carrera o unos estudios superiores, especializarse con un master y lanzarse al mercado laboral.
El libro nos plantea un modelo con múltiples etapas educativas combinadas en el tiempo con una carrera laboral en la que atravesemos diferentes fases, desempeñemos nuevos roles y, además, afrontemos no solo varios cambios de empresa, sino también de sector. Siendo cada vez más mayores, viviremos una carrera profesional más extensa –se habla de hasta 20 años más larga que las anteriores–, antes de disfrutar de ese ansiado retiro. Este, previsiblemente, también se disfrutará de manera diferente. Porque nosotros, después de haber vivido todas esas experiencias, también seremos diferentes.
Una de las ideas más reveladoras que deja este libro es que todo indica a que vamos a 'durar' más y que la actividad profesional ocupará muchos más años en nuestra vida. Eso me lleva a pensar que más vale que disfrutemos de lo que hacemos y que dosifiquemos fuerzas. Más que carrera es una maratón. Y más que una maratón, la vida profesional es un viaje que necesitamos disfrutar. Si no, vivir muchos más años, más que una bendición puede convertirse en un sufrimiento en el que nos dejemos la salud por el camino.
Si algo hemos visto este último año es que la vida puede cambiar de un momento a otro. De que lo establecido y lo que entendíamos como normal y cotidiano puede, de repente, convertirse no solo en algo excepcional, sino también en algo del pasado. Ante un futuro cada vez más incierto, La vida de 100 años es un excelente ejercicio de aprendizaje, de preparación y, sobre todo, de reflexión ante una realidad que parece cada vez más más cercana y de la que, como todo, aprenderemos a sacar lo mejor.