
Por el móvil solo se podía hablar, Bill Clinton seguía en la Casa Blanca, aunque ya estaba haciendo las maletas, el euro era una divisa nueva sin billetes ni monedas y la burbuja puntocom hacía furor. Se cumplen quince años, el 10 de enero para ser exactos, de que AOL anunciara el éxito de su fusión con Time Warner. La operación marcaría el punto álgido de la burbuja puntocom que no tardaría en pincharse.
Una década y media después, lo interesante no son los errores que se cometieron (entre los que se cuenta sin duda esa operación), sino qué tenía de cierto el furor puntocom. Fue una invasión, la ventaja del primero contaba mucho y las miradas se monetizaban, aunque se tardara un poco más de lo que esperaban los optimistas.
Mientras nos acercamos a una repetición de esa burbuja y empresas como Alibaba o Uber alcanzan valoraciones estratosféricas, conviene tenerlo en cuenta. Puede que una nueva tecnología arrase, pero hasta dentro de una burbuja se puede acertar también. Ahí es donde está el valor real.
El anuncio de AOL de la compra de Time Warner por 164.000 millones de dólares a principios del año 2000 fue el pináculo de la burbuja puntocom que llevaba tres años campando a sus anchas. El proveedor advenedizo de servicios en Internet se hacía con el control de una de las compañías mediáticas más prestigiosas del mundo en lo que parecía el triunfo de lo nuevo sobre lo viejo. En los tres años anteriores, los mercados se dedicaron a lanzar dinero a cualquier veinteañero con un par de chinos y un módem.
El Nasdaq, sede de casi todas las empresas tecnológicas jóvenes e impetuosas, pasó de menos de 1.000 a casi 5.000 en cuestión de pocos años.
Se lanzaban en bolsa empresas sin ingresos y casi sin plan de negocio, y acaparaban valoraciones tremendas. Se arrojaba el dinero a los empresarios como si el mundo se fuera a acabar mañana. Casi todos se dejaron embaucar por el entusiasmo.
Luego hubo que lamentarlo, por supuesto. Poco después de la operación AOL/Time Warner, el mercado tecnológico derrapó y no ha vuelto a recuperar sus máximos desde entonces. Se secó el dinero y muchas nuevas empresas puntocom tuvieron que cerrar.
La operación AOL resultó ser un desastre que tuvo que ser deshecha con mucho coste años después. Se esfumó el dinero en grandes cantidades.
Cuánto acertaron aquellos pioneros
Pero ahora, con el beneficio de la distancia en el tiempo, sorprende cuánto acertaron aquellos pioneros del puntocom. Fueron muchos los clichés y la jerga de nuevo cuño, pero en muchas cosas dieron en el clavo. Veamos tres ejemplos.
Antes que nada, fue una invasión. Puede que más de un plan de negocio fuera dudoso y las finanzas de muchas nuevas empresas tardasen mucho en asentarse pero los que llegaron y empezaron a dominar el espacio han funcionado bien a medio plazo. Cuesta lanzar una red de contactos profesionales porque Linked-In está ahí, ocupando ese espacio. Cuesta lanzar una web de vídeos porque ya está Youtube. Durante la burbuja se colonizaron grandes parcelas de terreno online y a las empresas que lo consiguieron va a ser difícil echarlas durante mucho tiempo.
También tenían ventaja los que llegaran antes al negocio puntocom. Las empresas que dieron el primer paso fueron las más beneficiadas. Amazon empezó con los libros y pasó a dominar las compras por Internet.
Google se dedicó a las búsquedas y se ha convertido en el único actor que realmente importa. Otros trataron de lanzar webs de subastas pero E-Bay es la única que cuenta. La filosofía puntocom de que hay que lanzar lo antes posible y sacar el producto aunque todavía no esté listo o no sepamos de dónde vendrá el dinero, también era cierta.
Sin embargo, los que llegaron en segundo o tercer lugar siguen intentando ponerse a la altura y tal vez nunca lo logren.
Por último, una mirada valía más que el flujo de caja. En los estragos del estallido, se ridiculizó a las puntocom por decir que mientras tuvieran tráfico encontrarían la manera de sacar dinero de él tarde o temprano. Y resulta que en muchos sentidos tenían razón. Empresas como Facebook y Twitter, y muchas páginas nuevas y blogs han demostrado que si suficientes personas las visitan, eso puede transformarse de una forma u otra en efectivo aunque haya que esperar más tiempo de lo que pensaban.
Así es el capitalismo
Hace quince años fue una locura y se tiró mucho dinero en ideas tan malas que daban risa, pero así es el capitalismo. Derrochador en ocasiones e incluso exuberante y con más cambios de opinión que un adolescente hormonal pero siempre creativo... y acierta en muchas cosas.
En estos momentos se está produciendo otra burbuja de Internet que no hay que perder de vista y con la que hay que tener cuidado. Todavía no ha llegado a los niveles frenéticos de los años 1999 o 2000, pero va en camino. Algunos ejemplos: el gigante chino Alibaba acaba de cotizar con un valor de más de 230.000 millones de dólares. La empresa británica de juegos King, más conocida por Candy Crush, salió a bolsa el año pasado con un valor superior a 7.000 millones de dólares. El servicio de taxis Uber se valoró en más de 40.000 millones de dólares en la última recaudación de fondos.
Muchas personas inteligentes dicen que es otra locura y acabará tan mal como la otra. Por supuesto, algunas de esas empresas tendrán un mal final pero si volvemos la mirada atrás en 2030, habrá grandes negocios entre ellas y seguro que se arrepiente de no haber invertido mientras pudo.
Matthew Lynn es director ejecutivo de Strategy Economics.