
El laboratorio farmacéutico inglés GlaxoSmithKline se ha visto obligado a tener que presupuestar 1.600 millones de libras, casi 1.850 millones de euros, para poner punto final durante el tercer trimestre del año a varios litigios en marcha.
La compañía, tal y como manifestó recientemente Dan Troy, representante jurídico de GSK, trata de restar así incertidumbre financiera a su futuro y riesgo para sus accionistas, después de que el laboratorio se haya visto recientemente salpicado por el escándalo de seguridad para la salud de uno de sus fármacos comercializados contra la diabetes, el Avandia.
Y es que el laboratorio ocultó presuntamente varios estudios sobre sus efectos adversos, los cuales ponían en evidencia el incremento del riesgo cardiovascular para los pacientes. De hecho, tanto la FDA (Food and Drug Administration) en Estados Unidos como la EMEA (Agencia Europea del Medicamento) en el Viejo Continente, se encuentran actualmente estudiando la seguridad del fármaco.
La farmacéutica también espera poder acabar con varias causas abiertas que mantiene desde hace años, como es el caso del fármaco Paxil, recetado para el tratamiento de la depresión y con cuya patente la compañía llevó a cabo comportamientos anticompetitivos.