De cara a poder evaluar la evolución a 15 años de la industria de gestión de activos, me gustaría previamente poder hablar sobre los tres factores que se están erigiendo como catalizadores del cambio. Desde mi punto de vista la digitalización, los bajos tipos de interés y la sostenibilidad son las tres variables más influyentes en la industria de fondos.
La digitalización está permitiendo que los equipos gestores tomen decisiones más informadas y de forma más inmediata. La capacidad de almacenamiento y tratamiento de datos ha aumentado exponencialmente en la última década, favoreciendo la automatización de procesos y la irrupción de la inteligencia artificial en la toma de decisiones.
Los bajos tipos de interés deberían ser una medida extraordinaria a utilizar por los bancos centrales como herramienta de política monetaria puntual, y no perpetuarlos como es la tónica de la última década. Los fondos monetarios al uso y los depósitos han dejado de ser inversiones atractivas y han llevado a los inversores a asumir mayores riesgos, o buscar alternativas en los activos no cotizados o con menor dependencia de los tipos de interés, como son la deuda privada no cotizada, el capital riesgo, las infraestructuras o la inversión inmobiliaria en directo.
Finalmente, hablamos de sostenibilidad. Con el fin de la última conferencia de partes de Naciones Unidas para abordar el cambio climático, la COP 26 de Glasgow, parece que existe consenso entre los 197 países asistentes en afirmar que la huella humana ha sido la causa principal del incremento de la temperatura de 1,1 grados en el planeta hasta el día de hoy. Los grandes actores públicos y privados a nivel mundial son conscientes de que este es el mayor desafío al que se enfrenta la Humanidad en los próximos 30 años y, para poder superarlo con éxito, es necesario tomar un mayor compromiso para reducir las emisiones de CO2 de cara a alcanzar la neutralidad climática para el año 2050.
Por tanto, la industria de gestión de activos en 15 años debería ser más asequible, totalmente digital, menos intermediada, más diversificada a nivel activos y también más sostenible. Además, los inversores serán más conscientes cada año del importante papel que juegan sus ahorros de cara a hacer un mundo más igualitario y comprometido con su supervivencia a largo plazo.