15 Aniversario

El sector agroalimentario, oxígeno económico y social del medio rural

  • El sector agroalimentario se ha caracterizado por seguir una línea ascendente
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Quiero agradecer la oportunidad que me brinda el diario elEconomista para colaborar en este suplemento especial que conmemora su 15º aniversario y felicitarle por su exitosa trayectoria editorial, que le ha convertido en un referente de la información financiera en nuestro país. Durante estos años, elEconomista se ha caracterizado por ofrecer una información especializada dirigida no solo a los profesionales de la economía, sino a todos los ciudadanos en general, con un lenguaje accesible, bajo una línea editorial que defiende la libre competencia, la igualdad de género y la transparencia.

En sus páginas tienen cabida reportajes, análisis, entrevistas y tribunas de opinión de los más reconocidos expertos sobre temas relacionados con la actividad económica, en los que tienen un lugar destacado las informaciones relacionadas con el sector agroalimentario. En estos años, elEconomista ha puesto en marcha diferentes revistas y entornos digitales para informar sobre actualidad agroalimentaria, reflejo de cómo este sector se ha situado en uno de los ejes principales de la economía española.

Desde hace dos décadas, el sector agroalimentario se ha caracterizado por seguir una línea ascendente, hasta convertirse en un sector estratégico para nuestra economía. En su conjunto, aporta en torno al 10 % del PIB nacional y genera más de 2,8 millones de empleos, directos e indirectos. Además, la industria alimentaria es la primera rama manufacturera de nuestro sector industrial y representa en torno a una quinta parte del conjunto del sector industria, referido a cifra de negocios, valor añadido y empleo.

Se trata de un sector que destaca por su clara vocación exportadora. Si en los últimos 20 años las exportaciones españolas de bienes en general se han duplicado, las del sector agroalimentario se han triplicado. Su orientación internacional ha hecho que España se sitúe como el cuarto mayor exportador agroalimentario de la Unión Europea y el octavo del mundo, con un valor que, en el año móvil hasta septiembre de 2021, ha alcanzado la cifra de 58.210 millones de euros. Esto supone un incremento del 8,9 % respecto al mismo periodo del año anterior, con un saldo positivo de cerca de 20.000 millones de euros.

Sin duda, el sector agroalimentario se constituye como el oxígeno económico y social de nuestro medio rural, donde se asientan la mayoría de las explotaciones agroalimentaria, ya que fija población y protege el medio ambiente. Su importancia va más allá de su valor económico, ya que proporciona alimentos de calidad en cantidad suficiente a ciudadanos de todo el mundo, un aspecto que ha quedado sobradamente demostrado durante la pandemia de la Covid-19.

Esta crisis sanitaria nos ha dado a conocer a los que siempre están ahí, a los que con su esfuerzo diario han garantizado la prestación de los servicios básicos para la sociedad: personal sanitario, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, por supuesto, el conjunto de la cadena agroalimentaria, desde los agricultores, ganaderos y pescadores, hasta la industria y la distribución alimentaria. Su capacidad de resistencia y de reacción ante las dificultades ha contribuido a reforzar su reivindicación como sector estratégico de nuestra sociedad.

De igual forma, estamos convencidos de que el sector agroalimentario será uno de los motores de la recuperación.

Desde el primer momento, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha estado en permanente diálogo con los representantes de las organizaciones de cada eslabón de la cadena y se adoptaron una gran amplitud de medidas para satisfacer las necesidades que surgían y ayudar al sector a cumplir con su tarea con normalidad.

La fortaleza que ha demostrado el sector agroalimentario en este periodo es su mejor tarjeta de presentación para convertirse en uno de los motores de la recuperación económica de nuestro país. Para afrontar el futuro con garantía de éxito, el sector debe ser capaz de adaptarse a los nuevos retos, principalmente los relacionados con la necesidad de alimentar a una población creciente, con un uso más eficiente de los recursos naturales. Es decir, impulsar un desarrollo sostenible, tanto económico, como social y medioambiental, principalmente a través del uso de las herramientas que ofrece la innovación y la digitalización de los procesos.

Innovación, indicador de progreso

La innovación es un indicador de progreso que mide la capacidad de transformación de una sociedad y el avance en su mejora. La transformación digital es otro de los grandes aliados en este proceso de adaptación que ya hemos iniciado en España con mentalidad abierta e integradora. La unión de ciencia y la tecnología es clave para crear nuevos métodos para producir, transformar o envasar alimentos y hacerlos más seguros, saludables y respetuosos con el medio ambiente. En definitiva, para que el sector pueda responder a las nuevas demandas de los consumidores, con productos con mayor valor añadido y, con ello, ganar en rentabilidad y competitividad.

En los próximos años, el sector va a contar con instrumentos y con una importante financiación, para que los beneficios de la modernización digital lleguen a todos y consigamos una recuperación justa. En concreto, en los próximos años (2021-2027) va a disponer de más de 50.000 millones de euros procedentes de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), de la cofinanciación de la Administración General del Estado y de las comunidades autónomas, y de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).

El uso de datos y el empleo de tecnologías y soluciones digitales serán dos de los ejes prioritarios del Plan de Recuperación español. El Componente 3, cuya gestión corresponde al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, hace referencia a la transformación ambiental y digital del sector agroalimentario y pesquero. Con una dotación de 1.051 millones de euros, prevé un conjunto de 11 proyectos de inversión, entre los que destacan los 563 millones de euros que se van a dedicar a mejorar la eficiencia y sostenibilidad de los regadíos y reducir el consumo de agua en la agricultura.

Sostenibilidad, acciones para asegurar la producción del futuro

Un segundo grupo de inversiones va a ir destinado a impulsar la sostenibilidad y competitividad de la agricultura y la ganadería, con un presupuesto de 345 millones de euros. Con estas ayudas, cuyos fondos ya se han transferido a las comunidades autónomas, se va a financiar la compra de maquinaria y de equipos que mejoren la gestión de las explotaciones ganaderas, reduzcan el uso de fitosanitarios y de fertilizantes químicos, y faciliten el control y la trazabilidad de los productos. Y un tercer grupo, dotado con 38 millones de euros, va a impulsar la digitalización en el sector agroalimentario.

Para dar respuesta a este componente, el ministerio ha desarrollado la Estrategia Española para la Digitalización del sector agroalimentario, que tiene entre sus objetivos reducir la brecha digital entre el medio urbano y el rural, promover el uso de datos en la agricultura y apoyar el desarrollo empresarial de nuevos modelos de negocio en el medio rural. La estrategia se ha desarrollado a través de un Primer Plan de Acción para el periodo 2019-2020 y de un Segundo Plan de Acción, que ya se ha puesto en marcha, para el periodo 2021-2023, este último contempla un total de 20 actuaciones de apoyo a la transformación digital del sector agroalimentario español, con un presupuesto de 62 millones de euros.

En el marco del Plan de Recuperación, estamos desarrollando con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de la Cadena Agroalimentario que, entre otras cuestiones, va a apoyar inversiones para mejorar la sostenibilidad, la competitividad, la rentabilidad y la digitalización del sector en su conjunto. Además, el sector agroalimentario se puede aprovechar de los apoyos a la conectividad y el emprendimiento digital que promueve el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

Herramientas, financiación y potencial humano: claves para el éxito

Pero estas nuevas herramientas no serían de gran utilidad si no contáramos con el elemento más importante: hombres y mujeres dispuestos a llevar a cabo esta transformación digital. En el ministerio trabajamos para impulsar el relevo generacional, por la incorporación de jóvenes y mujeres que aseguren un medio rural vivo, con oportunidades que representen un medio de vida de calidad. Sin lugar a dudas, la población más joven será la protagonista del futuro inmediato de nuestras zonas rurales.

Para que los jóvenes y las mujeres puedan aprovechar los grandes beneficios de la innovación y la digitalización, en el ministerio mantenemos un compromiso firme con las tareas de formación y asesoramiento, imprescindibles para eliminar los obstáculos que todavía existen y facilitará que los agricultores, ganaderos, técnicos y asesores que trabajan en el sector agroalimentario incorporen la tecnología digital al desarrollo cotidiano de su trabajo.

Queremos que el conocimiento llegue a todos y nadie se quede atrás.

Por eso, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha puesto en marcha un nuevo centro de competencias digitales, en colaboración con las universidades de Córdoba y Politécnica de Madrid, en la que se imparten cursos formativos gratuitos a las personas interesadas en la incorporación de herramientas digitales en sus explotaciones. También en materia de formación y transferencia de conocimientos, a través del Programa Nacional de Desarrollo Rural se va a apoyar la labor de asesores y formadores en materia digital, que luego trasladarán a nuestros agricultores y ganaderos a pie de explotación.

Pero además de contar con los fondos Next Generation EU, que se articulan en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, no debemos olvidar que la PAC supone el principal apoyo para la renta de agricultores y ganaderos, además de contribuir a la mejora de la competitividad y sostenibilidad del sector. En las negociaciones llevadas a cabo en el seno de la Unión Europea, España logró un acuerdo equilibrado y beneficioso para nuestro país, que nos va a permitir aplicar una PAC más sostenible, más social y más justa, con un presupuesto de 47.724 millones de euros, cantidad superior a la del periodo anterior.

La nueva PAC para el periodo destinará más fondos que nunca al relevo generacional, tendrá un reconocimiento tangible a las mujeres titulares de explotaciones y supondrá un verdadero salto a favor de una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente, manteniendo la rentabilidad de las explotaciones.

El sector agroalimentario tiene una oportunidad histórica para aprovechar estos incentivos y avanzar en esa necesaria transformación. Además, desde el Gobierno de España estamos llevando a cabo importantes reformas normativas para lograr una cadena agroalimentaria que genere valor en todos sus eslabones y sea sostenible. Así, la modificación de la ley de la cadena alimentaria que hemos llevado a cabo establece importantes mejoras. Las primeras, que promovimos de forma urgente a principios de 2020, como la prohibición de comprar por debajo del coste de producción, la obligatoriedad de formalizar contratos por escrito, o evitar las promociones que banalizan los productos. En una segunda fase se ha transpuesto la Directiva europea de prácticas comerciales desleales y se ha ampliado el ámbito de la ley, entre otras cuestiones.

Y en octubre de este año, hemos aprobado el anteproyecto de Ley para combatir el desperdicio de alimentos en España, un imperativo ético que debe implicar al conjunto de la sociedad. Esta ley trata de orientar hacia un sistema de producción más eficiente, que enfoque al desarrollo de la economía circular.

Una ley de la cadena alimentaria, más justa, moderna y competitiva

Uno de los grandes hitos, con los que finalizará el año, será, sin duda, la aprobación de la Ley de la Cadena alimentaria. Un hecho histórico que marcará un antes y un después en las relaciones comerciales para conseguir que haya mayor transparencia en cada una de las transacciones y cuyo objetivo es proteger al eslabón más débil de la cadena alimentaria: agricultores y ganaderos.

Sus frutos, estoy convencido, se percibirán ya en el medio plazo y asegurarán que el conjunto de nuestra cadena alimentaria cuente con negocios rentables y viables, desde la producción hasta la venta al público, reflejo de una agricultura y una industria moderna y comprometida.

España cuenta con un potente sector agroalimentario del que todos debemos sentirnos muy orgullosos por el papel fundamental que desempeña en la producción de alimentos. Entre todos debemos trabajar para que la actividad agraria sea rentable y sostenible. Para ello, contamos con importantes incentivos, más allá de la PAC, y reformas que desde el Gobierno de España estamos impulsando. Estoy seguro de que nuestro sistema agroalimentario sabrá aprovecharlos, para que nadie se quede atrás.

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