Quienes me conocen me habrán oído decir en más de una ocasión que la automoción va a cambiar más en los próximos cinco años que en sus más de cien años de historia.
Esta transformación tiene como vectores principales la sostenibilidad, la digitalización y el nuevo urbanismo. Y estos tres catalizadores tienen a su vez tres respuestas que hoy en día ya empiezan a tomar forma: el vehículo eléctrico, la conducción autónoma y las nuevas formas de acceso a la movilidad.
Los fabricantes de automóviles no podemos acometer solos esta transformación radical. Necesitamos la implicación de otros sectores económicos de primer orden: infraestructuras, telecomunicaciones, energía, finanzas… En el caso de España, la creación del nuevo ecosistema de la movilidad es un proyecto de país que va más allá de los intereses de una industria u otra. Por eso es necesario también el apoyo de las Administraciones Públicas, con medidas estructurales que faciliten la transición hacia una movilidad sostenible y accesible para el ciudadano.
En el Grupo Volkswagen queremos ser el motor de esta transformación y dar forma a la movilidad de las futuras generaciones. Así, hemos apostado por la movilidad eléctrica y hoy ya tenemos una oferta de una veintena de modelos eléctricos, a los que se sumarán otros cincuenta a lo largo de la década, con nuevas tecnologías para las baterías que ampliarán significativamente su autonomía.
Además, contamos con nuestra propia empresa, Cariad, para desarrollar un software para nuestros vehículos, que también hoy en día pueden recibir actualizaciones over the air, como cualquier dispositivo móvil. Los proyectos Trinity y Artemis, de Volkswagen y Audi, junto con la colaboración de nuestra filial MOIA con Argo AI harán que el coche autónomo sea una realidad antes de lo que muchos puedan pensar.
Pero lo más importante sin duda es que en 2050 Volkswagen será una compañía neutra en emisiones de CO2; este es nuestro compromiso con las nuevas generaciones, desarrollar una movilidad sostenible desde el punto de vista social y medioambiental, porque queremos preservar la libertad que proporciona el automóvil, la libertad de ir dónde quieras, cuándo quieras y con quien quieras. Espero y deseo que los amigos de elEconomista sean testigos y cronistas de esta formidable transformación.