
A solo dos sesiones de dar por cerrado el año 2016, Repsol va camino de convertirse en el tercer valor con mejor comportamiento en el ejercicio al subir un 32,4% y rozar los 20.000 millones de capitalización. Esta actuación ha venido acompañada de una clara mejora en las estimaciones sobre la compañía a raíz de la subida en los precios del petróleo -que en el año ascienden un 51%- y de un fuerte recorte en los costes. Las previsiones de beneficio de 2016 se han elevado en el año un 19% y las de 2017 un 6%.
Suponiendo que la empresa abonase 0,7 euros con cargo a 2016 (ha anunciado un pago de 0,35 que dará el 10 de enero, si bien la fecha de corte fue el 20 de diciembre, y habitualmente el segundo es del mismo importe que el primero) solo necesitaría el 70% de sus ganancias del año para poder retribuir completamente en efectivo a sus accionistas y no con ampliaciones de capital como hace desde 2012. Una circunstancia que se repetiría incluso en 2017 elevando sus pagos hasta los 80 céntimos por título -lo esperado por el consenso de Bloomberg- (ver gráfico). En concreto, este ejercicio los expertos esperan que se anote ganancias por casi 1.500 millones frente a los 1.026 millones que tendría que abonar a sus accionistas. Mientras, para 2017 se prevén 1.700 millones de beneficio, en comparación 1.172 millones que necesitaría para retribuir en efectivo.
La empresa no ha dado indicaciones que inviten a pensar en una eliminación de la retribución en papelitos, pero la tendencia de las firmas españolas durante los últimos años ha sido una reducción del scrip, que diluye al accionista que cobra en efectivo. De acuerdo con los datos de BME, entre enero y noviembre solo el 22% de los pagos ha sido en acciones, frente al 42% al que llegó en 2013. De hecho, entre las grandes compañías del Ibex la única que sigue pagando con esta modalidad la totalidad de su dividendo es Repsol, ya que Iberdrola también lo hace pero luego amortiza las acciones para aliviar el efecto dilutivo.
Este mismo año, Telefónica ha anunciado para 2017 una reducción del dividendo hasta 40 céntimos, pero pagados completamente en efectivo, una decisión que fue aplaudida por los analistas. De hecho, la teleco comparte con la petrolera uno de sus principales problemas: el endeudamiento y la amenaza de las agencias de rating por el mismo.
"Repsol considerará acabar con el dividendo en scrip una vez que una calificación BBB sea lograda y no descartamos que se emitan nuevos híbridos u otro tipo de capital para apoyar el alcance de este objetivo", apuntan en UBS.
Alcanzar esa calificación crediticia implicaría situarse dos escalones por encima del bono basura, cuando la nota actual de las distintas agencias sitúan a la compañía un solo peldaño por encima y, además, con perspectiva negativa. En Citi señalan que "no es probable que las nuevas emisiones de capital a través de los pagos en papelitos desaparezcan como una necesidad como mínimo hasta 2019".
En cualquier caso, el futuro más inmediato de la compañía y la velocidad de la recuperación dependerán del comportamiento de los precios del crudo. Desde el comienzo del año el Brent se ha disparado algo más de un 50% y desde los mínimos anuales ha duplicado su precio, hasta la zona de los 56 dólares. "Creemos que un petróleo más alto, combinado con el viento de cola de unos precios del gas más altos en Estados Unidos en el corto plazo y un negocio robusto de suministro y refino impulsará las ganancias y la generación de cash flow a lo largo de 2017, permitiendo a la compañía reducir el apalancamiento y elevar la confianza en el balance y el dividendo de Repsol", apuntan desde Goldman Sachs.
Mientras, en Barclays consideran que acabar con el scrip es posible antes de 2018. "Repsol actualmente paga un dividendo en acciones con la aceptación de los títulos por encima de los 50 dólares. Aunque a 40 dólares por barril parece improbable que la petrolera genere suficiente caja para quitar el scrip antes de 2020, vemos posible que en 60 dólares se haga en 2018 y probablemente incluso antes con precios más altos", señalan.
Una rentabilidad del 6%
Si finalmente la compañía abonase con cargo a este ejercicio 0,7 euros por título, sus pagos ofrecerían un rendimiento superior al 5%.
Mientras, si el próximo año pagase 0,8 euros, como prevén los analistas, la rentabilidad ascendería al 6%, situándose como el tercer pago más atractivo del Ibex 35, si bien es verdad que todo apunta a que será en papelitos, cuando los dividendos de las dos compañías que la superan -Enagás y Endesa- son completamente en efectivo.
De este modo, el rendimiento de esta retribución se quedaría un punto por encima de la media de las 15 grandes petroleras del Viejo Continente y algunos analistas creen que todavía hay margen para futuras subidas. "El pago de Repsol tiene potencial para crecer si el entorno es más fuerte de lo que esperábamos en un principio", apuntan desde Goldman.
Caixa y Sacyr, beneficiadas si se quita el 'scrip'
Dos cotizadas españolas están especialmente interesadas en saber cuál será la política de pagos de Repsol y su evolución en bolsa el año que viene. CaixaBank cuenta con más del 10% del capital de la compañía y Sacyr tiene otro 8,3%. Ambas empresas suelen optar por el pago en efectivo, por lo que el paso a una retribución completamente en cash permitiría a las dos compañías dejar de diluirse en el capital de Repsol. En total, la participación de la entidad catalana alcanza un valor de casi 2.000 millones de euros, según los datos de Bloomberg. Mientras, la de Sacyr es mucho más importante en relación a su tamaño: supera los 1.600 millones, un 41% más que la capitalización de la constructora.