Una investigación en España descubre el secreto para reducir más de un 40% el riesgo de sufrir un infarto

Una investigación elaborada por la Universidad de Murcia (UMU) y el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria Pascual Parrilla (IMIB), y publicada en la European Journal of Preventive Cardiology ha demostrado que mantener hábitos de vida saludables puede reducir hasta un 41% el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares graves como infartos, trombosis o ictus isquémico en personas con fibrilación auricular, es decir, un ritmo cardíaco irregular, según recoge Europa Press.

Los investigadores han logrado identificar una serie de factores de riesgo que son modificables, cuya mejora está "directamente relacionada" con un mejor pronóstico en pacientes con fibrilación auricular, una de las arritmias más frecuentes en todo el mundo. De hecho, se estima que una de cada tres personas experimentará a lo largo de su vida esta patología, asociada con un mayor riesgo de sufrir un ictus isquémico.

"Enorme potencial de mejora"

Este estudio se basó en el análisis de 3.266 pacientes con fibrilación auricular que habían iniciado tratamiento con anticoagulantes orales, tanto los clásicos antagonistas de la vitamina K como los de nueva generación. En estos pacientes se evaluó el estilo de vida a partir de factores como la presión arterial, el índice de masa corporal, el tabaquismo, los niveles de glucosa en sangre y el consumo de alcohol. Todos estos factores de riesgo fueron considerados modificables y permitieron clasificar a sus pacientes según su nivel de compromiso con este estilo de vida saludable: bajo, moderado y alto.

Las conclusiones alcanzadas fueron que más allá de determinados factores de riesgo, un estilo de vida saludable podría reducir en un 41% las probabilidades de sufrir eventos isquémicos. Por otra parte, únicamente el 28% de los pacientes analizados tenía un compromiso alto con estos hábitos en el momento del diagnóstico, lo que revela un "enorme potencial de mejora".

Los autores subrayan así la importancia de que tanto profesionales sanitarios como pacientes se centren, además de en el tratamiento, en los hábitos más cotidianos.