
El cáncer de colon, como bien sabemos, es uno de los tipos de cáncer más habituales en todo el mundo. Es más, es el tercer tumor más diagnosticado en varones y el segundo en mujeres, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por lo general, se origina en el intestino grueso, o colon, cuando en la mucosa que tapiza este órgano se originan pólipos (crecimiento anormal del tejido), de acuerdo a la información proporcionada por la Clínica Universidad de Navarra. Algunos de estos pólipos, desgraciadamente, se degeneran con el tiempo y se produce el cáncer.
Síntomas
Aunque los síntomas del cáncer de colon varían en función de su localización, los más comunes son los siguientes:
- Sangre oculta en las heces. Es uno de los más frecuentes del cáncer de colon, pudiendo aparecer anemia.
- Dolor abdominal. Cuando el tumor cierra el tubo intestinal, se produce una obstrucción.
- Tenesmo o sensación de evacuación incompleta. Es la sensación de tener la necesidad de defecar, pero la mayoría de las veces las deposiciones son ausentes o escasas.
Ahora bien, hay uno que a menudo pasa desapercibido, pero que debe ponernos alerta: se trata de los cambios en hábitos intestinales. Y es que determinados individuos, con un ritmo intestinal previo normal, experimentan estreñimiento o diarrea.
A tener en cuenta
Este tumor maligno, cabe destacar, puede crecer de manera local -invadiendo las capas de la pared del tubo digestivo y pudiendo alcanzar a los órganos cometidos en el abdomen-, por diseminación linfática -alcanzando los ganglios cercanos- o por diseminación hematógena -a través de la sangre llegando a órganos vitales como el hígado, pulmón o o cerebro-.
Eso sí, no todo son malas noticias al respecto. En caso de detectarse el tumor en fase temprana, es curable en más del 90% de los casos. De ahí que sea vital la detección precoz, puesto que se trata de un cáncer frecuente. En los últimos años, se ha logrado un descenso de las tasas tanto de incidencia como de mortalidad, gracias a la prevención.