Política

El chalet marca la línea roja de la 'humildad' que divide Podemos

  • ¿Se puede vivir en un chalet en Galapagar y ser humilde a la vez?
Pablo Iglesias e Irene Montero. Foto: Efe

Pablo Iglesias e Irene Montero han preguntado a la militancia de Podemos si son dignos de seguir en sus cargos tras haber comprado un chalet de 600.000 euros a las afueras de Madrid. La pregunta más allá de la planteada a las bases y que está suponiendo un cisma en el partido es si ese modo de vida concuerda con el ideario morado. En el nivel de humildad es donde parece estar la línea que separa a los dos bandos de dirigentes.

La casa de Galapagar, unifamiliar, con un gran jardín y piscina, conlleva una hipoteca a 30 años a la que tendrán que hacer frente el líder y la portavoz con sus ingresos. Pero este compromiso con el banco no sirve para quienes en Podemos creen que se salen del discurso cercano a la gente.

La guerra interna se está fraguando prácticamente a golpe de cartas abiertas. Fue el propio Pablo Iglesias quien se defendió de las críticas y excusó la compra del chalet en un amplio texto compartido en redes sociales en el que defendía, en nombre de ambos, que se han casado con el banco y que pagarán 1.600 euros al mes para "poder avanzar en nuestros proyectos como familia, y en concreto para poder cuidar a nuestros hijos con algo de intimidad".

'Kichi' y Monedero, en el campo de batalla

Pero ni la hipoteca ni el proyecto de los futuros padres convencen a quienes ven incongruente ese estilo de vida con liderar un partido que se fraguó en las calles. 'Kichi', alcalde de Cádiz, está siendo una de las voces más duras en este sentido. En otra de esas cartas, difundida en los diarios locales del Grupo Joly, ha advertido de que "difícilmente nos van a perdonar que nos equivoquemos de bando", en referencia precisamente a esa distancia que marca la facción Anticapitalista entre Galapagar y el pueblo llano.

'Kichi', que prefiere vivir en un "piso de currante" como dijo nada más saltar la polémica, entiende que "la gente está dispuesta a perdonarnos que nos equivoquemos con casi todo, que nos pasemos de rojos, que nos quedemos cortos de rojos, que nos pasemos de puros, que asumamos contradicciones, pero difícilmente nos van a perdonar que nos equivoquemos de bando".

La carta no es para Iglesias ni para Montero. Se dirige a Juan Carlos Monedero, que defiende la nueva vida en Galapagar y critica el "linchamiento". En concreto, quiso disipar los reproches en general y los de Kichi en particular señalando incongruencias en las que había caído éste último desde el sillón de la Alcaldía. 

El exdirigente de Podemos recordó a Kichi que condecoró a la Virgen de su ciudad o que no rechaza la carga de trabajo de los Astilleros. "Nunca lo hice para beneficio propio, lo hice para, si me equivocaba, equivocarme con mi pueblo. Porque, querido Juan Carlos, ante la duda prefiero equivocarme con mi gente que acertar solo".

"Yo creo que todos quieren que sus hijos prosperen. Y no hay nada de idea de progreso en esa idea de seguir anclados", dijo Monedero en ETB sobre el piso de 40 metros cuadrados.

El cruce de opiniones marca una distancia considerable entre lo que es vivir de manera humilde para los miembros de Podemos. El Código Ético de Podemos está en medio del campo de batalla, sobre todo en lo referente al capítulo XI. Para Kichi, se basa en "vivir como la gente"; en el bando opuesto, mudarse a la sierra de Madrid no lo contradice.

Ahora, el mando lo tienen las bases, que votan esta semana para decidir si los valores del partido se ahogan en la piscina del chalet o si les ponen flotador.

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