
La segunda semana del año no será recordada por Juan Ignacio Zoido como la mejor de su carrera política al frente de la cartera de Interior, que ha arrancado 2018 con las críticas por su gestión de la gran nevada caída sobre la AP-6 la tarde del pasado sábado y gran parte del domingo. Pero esta vez las reprobaciones no sólo han caído sobre él. Así, el nuevo director general de la DGT, Gregorio Serrano, un hombre de su total confianza (exconcejal para todo en el Ayuntamiento hispalense durante la etapa de Zoido al frente del mismo), también ha sido y sigue siendo objeto de censuras por su actuación y por sus declaraciones.
A propósito de ello, Cs ha solicitado la comparecencia de Serrano, y PSOE y Podemos han llegado a pedir al Gobierno su cabeza por seguir el devenir de los acontecimientos desde su casa de Sevilla el día de Reyes, en lugar de acudir a una dirección general de Tráfico, bien en Andalucía, bien en Madrid. Claro que los reproches que caen como dardos de hielo sobre Serrano no son nuevos. Y tampoco lo son los que caen sobre otros altos cargos del ministro Zoido, todos ellos con un denominador común: el grado de amistad personal y política con el antiguo juez sevillano.
De la nevada de la AP-6 al 1-O
La factura de la crisis compartida con el director de la DGT no ha sido el primer dolor de cabeza que el ministro de Interior ha tenido que resolver con este miembro de su Departamento. Añadida la ironía de Serrano, de que en Sevilla también "hay Internet y teléfono" para gestionar desde allí la nevada de la AP-6, meses antes Zoido dio la cara por él en un pleno del Congreso cuando fue señalado por adjudicarse una vivienda reformada del parque de la Guardia Civil para utilizarla gratis como residencia en Madrid. Zoido trajo a Serrano de Andalucía. El sustituto de María Seguí al frente de la Dirección General de Tráfico fue su concejal de Empleo, Economía, Turismo y Fiestas durante su etapa de alcalde de Sevilla. El nombre de Serrano quedó salpicado por el 'caso Fitonovo', pero también en su haber está el cierre de la televisión local Giralda TV o la puesta al día del entramado de cuentas que reinó durante años en Mercasevilla.
Por cierto, que Serrano acaba de cerrar la Operación Navidad de Tráfico con 47 muertos en las carreteras españolas, un 34% más que en 2017.
En la cuerda floja ha estado José Antonio Nieto, número dos del ministro de Interior y alcalde de Córdoba, para más señas de 2011 a 2015. Nieto fue serio candidato a continuar al histórico Javier Arenas al frente de la dirección del Partido Popular en Andalucía, en 2011, de no ser porque Zoido se metió por medio y, finalmente, sucedió a Arenas durante dos años.
Paradojas de la vida, tres años más tarde, Dolores de Cospedal, como secretaria general del partido, apuesta seriamente por Nieto para estas funciones cuando su amigo Juan Ignacio Zoido renuncia a dirigir el PP andaluz. Pero entonces Juan Manuel Moreno Bonilla ya era el favorito de Moncloa. Así que la 'operación Nieto' se va al traste. No obstante, más tarde, quizás animado por la ministra de Defensa, Zoido decide contar con el exedil cordobés y le ofrece el actual cargo de secretario de Estado de Seguridad.
Nieto dio sus primeros pasos al frente de la cartera de Interior bajo la sospecha de haber hablado con el hermano del Ignacio González justo un día después de que Pablo González hubiera recibido un chivatazo en el que parece que se le señaló que el expresidente madrileño estaba siendo investigado por la justicia dentro del 'caso Lezo'. Así lo dejo por escrito el juez Velasco en un auto, un extremo negado por el secretario de Estado de Seguridad en el Congreso.
El fracaso de la gestión de los mossos del 1-O en Cataluña tampoco debió dejarle un buen sabor de boca a Nieto. Los colegios se abrieron, hubo cargas policiales y los mossos no cumplieron la orden del TSJC. Ese día, el dispositivo de seguridad saltó por los aires. A posteriori, su polémica declaración sobre las fuerzas de seguridad nacionales, afirmando "que cobran más que otros cuerpos europeos o funcionarios españoles", le valió la censura unánime de los sindicatos policiales.

Estructura policial distinta
En su círculo de confianza se encuentra Germán López Iglesias, nuevo director general de la Policía, antiguo gobernador de Extremadura, como Zoido, aunque éste fue de Andalucía y de Castilla-La Mancha. Zoido siempre ha estado muy vinculado a la región extremeña. No en vano, vivió buena parte de su infancia en Fregenal de la Sierra (Badajoz).
De López Iglesias -con profundo conocimiento de la administración local, fue teniente alcalde y concejal de Badajoz- se dice que es el único de su círculo que tiene experiencia en el campo de seguridad. Nada más llegar a la Dirección Nacional de Policía acometió un cambio radical, haciendo desaparecer la antigua cúpula, eliminando la figura del DAO y creando una organización paralela con el nombramiento de cuatro jefes centrales. Y es ahí donde brota el debate con el nombramiento de José Antonio de la Rosa, imputado por medidas de seguridad e higiene y, señalado por unas supuestas oposiciones amañadas.
De la Rosa fue jefe superior de Andalucía Occidental por decisión de Zoido, pero antes fue responsable de la seguridad del Ayuntamiento de Sevilla cuando el exjuez era el primer edil del consistorio.
Cierran este grupo de personas cercanas al ministro de Interior otros dos cargos de confianza: José Manuel Holgado Merino, compañero magistrado de la Audiencia Provincial de Sevilla, y hoy director general de la Guardia Civil y, Francisco Luis Pérez Guerrero, director del gabinete ministerial, antaño teniente alcalde de Zoido y portavoz municipal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Sevilla.