
La Mesa del Parlament tuvo un papel fundamental en la pasada legislatura, facilitando la tramitación de las llamadas Leyes de Desconexión, que daban un pretendido sustento legal a la secesión, y de las que regulaban las estructuras de Estado, anuladas o suspendidas en su práctica totalidad por el Tribunal Constitucional. Así, a la espera de que se constituya el nuevo Govern independentista (y que éste marque si quiere insistir en la ilegalidad o rebaja el tono del desafío), la composición del órgano que rige la vida de la Cámara catalana y elección de su nuevo presidente vuelve a presentarse como determinante. Éste, el primer gran partido que se juega en la investidura catalana, se disputa el 17 de enero, fecha en la que se constituye el Parlament.
En los últimos días, Ciudadanos, con Inés Arrimadas a la cabeza, ha reclamado a las fuerzas separatistas que le cedan la Presidencia del Parlament argumentando que son la fuerza más votada y representan a la mayoría de la sociedad catalana que no ha apoyado a partidos independentistas. Sin embargo, el sistema de elección que establece el Reglamento sólo hace posible esta opción si el bloque soberanista accede a tal petición, algo a lo que, de momento, no parecen ceder.
La Mesa del Parlament está compuesta por siete miembros: un presidente, dos vicepresidentes y cuatro secretarios. Todos ellos deben ser elegidos durante la sesión constitutiva de la Cámara, siguiendo el procedimiento fijado en el Reglamento.
La elección se hace en tres votaciones sucesivas (primero se vota al presidente, después a los dos vicepresidentes y, finalmente, a los cuatro secretarios), en las que los diputados deben depositar una papeleta en una urna con un nombre.
En la primera votación, será designado presidente el diputado que obtenga una mayoría absoluta de apoyos por parte del resto de miembros de la Cámara. En caso de que ninguno lograra la mitad más uno de los votos, se realizará una nueva votación entre los dos que hayan cosechado más respaldos. Seguidamente, serán designados vicepresidentes los dos diputados que hayan obtenido más votos en la segunda elección y secretarios los cuatro que más apoyos hayan cosechado en la tercera y última ronda.
Sólo la ausencia durante la sesión constitutiva del Parlament de los cinco diputados huidos (entre ellos el expresident Carles Puigdemont) y los tres encarcelados (entre los que está Oriol Junqueras) permitiría que se armara una mayoría alternativa a la independentista que pudiera hacerse con el control de la Cámara. Ésta es una de las razones del interés de ERC en atraer a los comunes de Xavi Domènech a un posible acuerdo: sus ocho diputados les permitiría mantener a los soberanistas una posición mayoritaría y disiparía cualquier riesgo de que Ciudadanos, PSC y PP articularan un bloque alternativo.