
Aunque casi no hay información concreta sobre el impuesto que el Gobierno pretende imponer a la banca, los analistas ya han realizado las primeras estimaciones a este respecto. Desde el primer momento se ha apuntado a una cifra del entorno de 1.000 millones para una tasa que afectaría fundamentalmente a las entidades domésticas. Según los cálculos de JP Morgan en torno al impuesto y las estimaciones actuales del consenso, si se introdujese este tributo implicaría un recorte del 2,3% en las ganancias de los dos gigantes del país y del 7,6% en la banca doméstica.
"Hay poca visibilidad sobre cómo sería introducida esta posible tasa, pero podría ser a través de un nuevo impuesto a los depósitos", explican. En la entidad norteamericana realizan sus cálculos en función de que el peso del impuesto fuese "proporcional a la cuota de mercado que tiene cada banco en España".
Las más golpeadas
En un escenario en el que el impacto fuese de 1.000 millones, el banco que más sufriría en términos relativos sería Bankia, que vería cómo sus ganancias caerían un 10%. O lo que es lo mismo, borraría cerca de 100 millones de euros del beneficio, hasta dejarlo en 2019 en el entorno de los 770 millones de euros. La segunda entidad más golpeada sería Sabadell. La catalana vería un recorte del 9% en su cuenta de resultados, algo menos de 90 millones de euros.
Mientras, el impacto en la última línea de la cuenta de CaixaBank y Bankinter sería el mismo, del 6,3%. De este modo, el recorte del beneficio de la primera entidad superaría los 154 millones -el segundo más alto en términos absolutos, por detrás de Santander- y en la segunda se quedaría en 36 millones de euros.
Para las firmas más internacionales, el impacto en las cuentas se vería sensiblemente reducido. En el caso de BBVA sería de algo más de 130 millones de euros, un 2,7% de las ganancias estimadas por el consenso para la firma presidida por Francisco González en 2019. Finalmente, Santander experimentaría el mayor tijeretazo en términos absolutos -al hacerse con Popular tiene la mayor cuota de mercado de España-, con 185 millones. Sin embargo, solo supondría un retroceso del 2,1% en las estimaciones del consenso.
Con estos números, el recorte para el conjunto del sector cotizado sería del 3,7%, lo que dejaría las ganancias alcanzadas por los seis bancos del Ibex en 2019 por debajo de los 18.000 millones de euros. "El mercado parece bastante seguro de que las nuevas políticas económicas no suponen una amenaza al crecimiento", resaltan en UBS, si bien continúan: "Nuestro principal temor sigue siendo la posibilidad de un tributo a la banca para ayudar a financiar políticas fiscales expansivas para el Estado del bienestar".
En este sentido, Javier Pano, director financiero de CaixaBank, aseguraba en una entrevista reciente con elEconomista que "sería un coste adicional que, evidentemente, nos preocupa". "No hay nada concreto encima de la mesa, pero lo que puedo decir es que los bancos ya pagamos por impuesto de sociedades más que el resto de empresas. Pagamos un 30%, en lugar de un 25%. Y no acabo de ver por qué un hipotético sostenimiento de las pensiones públicas a largo plazo deba ser sostenido por unos sectores sí y por otros no", resaltaba el directivo.
El verdadero problema
Este problema ha plantado nuevos nubarrones que amenazan al sector en España, pero el foco de los analistas y del mercado sigue estando en la posible subida de tipos. El Banco Central Europeo (BCE) ha enfriado en repetidas ocasiones durante los últimos días la expectativa de un alza del precio del dinero en la región. De hecho, los inversores han pasado de descontar un primer ascenso del precio del dinero en junio del año que viene a retrasarlo hasta septiembre o octubre, según los datos de Bloomberg.
Y si la banca doméstica es la que más tiene que estar pendiente de un posible tributo, también es la que más mira a los próximos pasos de BCE: "Un punto crítico, especialmente para los bancos centrados en España, es el timing y el ritmo del endurecimiento monetario de la entidad", aseguran en UBS.
Según las estimaciones de la entidad helvética, que descuenta una subida del euribor de 50 puntos básicos en 2020, el sector doméstico se juega en el ritmo de las subidas entre el 37% y el 63% del incremento esperado de sus ganancias entre 2018 y 2020. "Una interrupción prolongada de la normalización monetaria eliminaría el catalizador clave que es el crecimiento del beneficio, dejando a la industria sin el motor para mejorar las valoraciones desde el nivel actual", advierten.
En este sentido, en JP Morgan han recortado las estimaciones de beneficio del sector en España un 8% al calor de un retraso en la subida de tipos, la debilidad de las monedas emergentes -en el caso de BBVA y Santander- y por las amortizaciones pendientes de la Sareb. Desde que arrancó el año las previsiones de ganancias para los bancos del Ibex en 2019 han retrocedido un 4%.
La importancia del repunte del bono soberano
Más allá del retraso en la expectativa de subida de tipos, el último terremoto vivido por el sector se produjo a raíz del repunte de las rentabilidades de la deuda periférica, a la que la industria tiene una elevada exposición. De hecho, el banco más castigado fue Sabadell, que tiene la cartera más importante de deuda italiana.
Sin embargo, desde JP Morgan tratan de rebajar el nivel de preocupación con respecto a este tema: "El impacto de un aumento de 10 puntos básicos en el diferencial de crédito de Italia y España es limitado, ya que apenas supondría de media un golpe de 2 puntos básicos en la ratio de capital, ya que una parte importante de la cartera se tiene a vencimiento o a coste amortizado".