
La exposición a Argentina de las compañías del Ibex 35 ha pasado en los últimos veinte años de ser determinante para sus cuentas a un factor residual. Lejos queda el denominado Efecto Tango, que abatió la cotización de las grandes del selectivo allá por los años 2001 y 2002, cuando se decretó el conocido corralito argentino -fue decretado en diciembre de 2001 por un plazo de doce meses-, que supuso el bloqueo de cuentas, depósitos y salidas de capital. Por aquel entonces, acciones como las de Telefónica, Repsol, Banco Santander y BBVA sufrieron desplomes en bolsa superiores al 50% desde los primeros síntomas de la crisis hasta mínimos del 2002.
Hoy, sin embargo, el impacto de las últimas medidas adoptadas en Argentina en los últimos diez días ha sido más que limitado. El Banco Central del país (BCRA) ha aprobado hasta tres subidas de tipos de interés, desde el 27 de abril hasta la última del jueves pasado, llevando la referencia del precio del dinero hasta el 40% desde el 27,25%.
Aumentó, además, un 5% el impuesto que deben pagar los inversores extranjeros que invierten en los denominados Lebacs -letras de deuda a corto plazo- y esta medida es relevante porque ha provocado ya una importante salida de capitales estimada en 2.000 millones de dólares por el Gobierno argentino y que prevé que sea de otros 1.000 millones esta semana. ¿El objetivo? Reducir el impacto de la fortaleza que está mostrando el dólar desde el mes de abril, más si cabe en una economía en la que el cambio del peso argentino está ligado a la divisa estadounidense y existe un importante mercado negro de intercambio.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reconoció el domingo en una entrevista concedida a América TV que por cada "depreciación del 1% del peso frente al dólar, repercute en una subida del 0,25% en los precios a seis meses vista". De ahí que no descarte una subida de la inflación en un país en el que se sitúa ya en el 25,4% -aunque lejos del 47% de julio del año pasado-.
Cruce peso/dólar
El cruce peso/dólar, que comenzó ayer subiendo tímidamente, finalmente pasó a incidir en la pérdida de poder adquisitivo de los argentinos -hasta intercambiarse por 21,89 dólares-, con un caída desde la primera subida de tipos del 5,99%, contagiando al resto de divisas latinoamericanas (ver información inferior). Este es el factor que, verdaderamente, afecta a las firmas españolas con parte de su negocio allí. Prosegur, para quien Argentina supone el 3,7% de sus ingresos -158,6 millones de euros, a cierre de 2017- es la firma de la bolsa española más afectada por la depreciación del peso, al ceder un 5,2% desde el jueves, día en el que el BCRA subió tipos por segunda vez. Dia es, por su parte, la compañía en la que Argentina todavía representa una parte importante de la cuenta de resultados, con el 16,1% de los ingresos. Su caída el viernes, del 5,81%, se recortó ayer al subir un 1,37%, la sexta firma del Ibex más alcista de la sesión. No obstante, en las últimas tres sesiones sus títulos pierden un 3,9%. Desde Renta 4, esperan una caída de las ventas en emergentes para Dia del 16,5% el primer trimestre -un 9% de subida sin el efecto divisa- "ante la fuerte depreciación del peso y del real brasileño".
Mapfre, por su parte, fue ayer el segundo valor más penalizado de una sesión alcista para el selectivo. Cedió el 0,52%, muy similar al 0,6% que retrocede desde el jueves, ya que Argentina representa solo el 1,6% de sus ingresos. Junto a la aseguradora, Telefónica se colocó en el cuarto puesto por la cola del Ibex, al perder un 0,28%. Es el tercer valor más penalizado por la crisis argentina, con una caída del 1,6%, ya que el país aún le sigue aportando el 10,7% de sus ingresos -3.495 millones de euros en 2017-. Esta situación dificulta, además, la salida a bolsa de su filial en el Merval, el índice argentino, por la que se estima una capitalización cercana a los 1.500 millones de euros. A cierre del primer trimestre, Telefónica fijó un tipo de cambio para sus resultados de enero a marzo de 24,165 pesos por dólar. Hoy, la divisa cotiza un 9,4% por debajo.